Hoy nos cuenta un periódico costarricense que un ex candidato presidencial volvió con su esposa. Quienes ven el periodismo como una oportunidad de nichos al igual que los del “libre comercio”, aplauden esta página y media a color, defienden esa diversidad temática y justifican que los recursos de una redacción se dediquen a esa agenda “noticiosa”.
Comprendo que el colega que escribió la “noticia” responde a su jefe o jefa, entiendo que los espectáculos a veces sí generan información y que hay clientes que solo pautan en esas páginas. ¡También se que un ex candidato es una figura pública!
Sin embargo, cuando el periodismo de farándula intimida con quienes aspiran a un cargo público, patean una bola o estudiaron periodismo y salen en tele; hay una aceptación implícita para publicar más adelante otros asuntos de sus vidas privadas que posiblemente ni ese político, ni ese futbolista o ni ese periodista que sale en tele quieran que se sepan.
Abrir esa caja de pandora a los medios de comunicación debe ser motivo de reflexión entre los colegas, las personas que se forman en las universidades, los colegios profesionales y por supuesto, las fuentes informativas.
Transcribo algunas de las preguntas planteadas al político (¡Aplican para el futbolista o para cualquier colega que salga en tele!) con el afán de que usted me diga cuáles le dan información, cuáles le entretienen y cuáles en realidad le importan:
1. ¿Qué sucedió con usted y su esposa?
2. ¿Vivió solo?
3. ¿Cuánto llevaba de casado?
4. ¿Por qué se separó?
5. ¿Cómo fue su vida separado?
6. ¿Cómo fue el proceso de reconciliación?
7. ¿Cómo se siente luego de la reconciliación con su esposa?
8. ¿Cómo se lleva con sus hijos?
9. ¿Qué actividades hacen?
10. ¿Qué lo vuelve loco de su esposa?
