domingo, 25 de abril de 2010

¿Hacemos periodismo de opinión desde el blog?


La ex alumna Noelia Alfaro Herrera me puso a pensar: ¿Cree usted que efectivamente los blogs son plataformas que han venido a potenciar el periodismo de opinión en el país, dejado un poco de lado en los medios más tradicionales? ¿Qué opina al respecto? Es un hecho que no todos los bloggers son periodistas, ¿cree usted que esto no impide que su trabajo califique como periodismo y periodismo de opinión... o bien podría hacerse una distinción entre lo que hacen un periodista y lo que hace un blogger cuando opinan sobre temas de actualidad?
Y yo me atreví a contestar lo siguiente: “El periodismo de opinión se ha pensado y se ha repensado antes de la presencia de los blogs. No tiene mayor sentido intentar definir si los blogs son periodismo de opinión o no porque siempre se encontrarán argumentos válidos para uno y otro argumento.
Lo bueno de todo esto es que la gente, sea o no periodista, se expresa y ya esto es ganancia en una sociedad como la nuestra carente de debate de altura en alguna parte de la prensa tradicional. La diversidad temática de los blogs revela esa amplitud de pensamiento, de motivaciones y de propuestas propia de una sociedad que aspira a vivir en democracia.
Me preocupa pensar que la definición de "periodista" (por el hecho de contar con un título académico o una colegiatura) haría que de un blog un producto de periodismo de opinión o no. Me parece que las clasificaciones tradicionales se quedan ya cortas para esta explosión de participación ciudadana. Creo eso sí que la formación de opinión pública aún sigue permeando mayoritariamente a través de los medios tradicionales (la televisión con un liderazgo particular) pero me atrevo a pensar que los contenidos de internet llegarán en su momento a convertirse en un referente tan importante.
El mundo de internet demuestra que la ciudadanía ha tenido históricamente un deseo de participación que por razones tecnológicas, de espacio, de costo y quizás hasta políticas no era tan fácil de canalizar.
Los intentos de regulación, las modificaciones legales y los monitoreo sistemáticos de los contenidos de la web son evidencia del impulso que están tomando las nuevas tecnologías y de su impacto en la opinión de la gente.
¡Si uno pensara que la opinión de un periodista tiene más impacto solo por su respaldo académico, no tendríamos entonces que preocuparnos por qué algunos textos en coyunturas particulares son filtrados por algunos medios con el afán de invisibilizar una corriente de pensamiento particular aunque su autor sea periodista titulado! Es decir, si en los medios tradicionales no todos "los periodistas" pueden pronunciarse en las páginas de opinión, ¿Por qué ahora vamos a preocuparnos tanto por diferenciar si lo que hace un periodista en internet es periodismo de opinión y lo que hace un ciudadano es otra cosa?
Lo importante más bien es que la ciudadanía cuente con algo que pueda llamarse "cultura mediática internaútica" que le permita discernir sobre la validez de los argumentos o la carencia de ellos. Podríamos pensar en aprovechar esta coyuntura para enseñar la importancia de "leer" en profundidad los textos de opinión y por qué no también las noticias. También pudiera ser esta la coyuntura para poner en marcha algún observatorio ciudadano sobre la calidad de los contenidos (esto aplica también a la prensa tradicional) y no estaría de más pensar en normas autorregulatorias (es decir voluntarias) que partan de compromisos éticos explícitos y medibles que igualmente en ocasiones están ausentes de los medios tradicionales.
Todas estas herramientas podrían traducirse en certificaciones de la calidad de los textos. Si no ha habido chance para hacer que la ciudadanía tenga un rango superior al "cuarto poder" tradicional, quizás la internet pudiera servir de excusa para entrarle al tema de la ciudadanía mediática que solo garantizaría más democracia participativa”

miércoles, 7 de abril de 2010

¿Y las noticias sobre diversidad sexual?


Ahora que se empieza a generar opinión pública en el país sobre el reconocimiento de derechos de las personas del mismo sexo, urge volver la vista hacia la calidad de las noticias que nos cuentan sobre ese tema.

Independientemente de nuestras posiciones, la prensa tiene la responsabilidad de informar adecuadamente y no confundir palabras como “matrimonio”, “unión” o “reconocimiento de derechos” en asuntos como éste. La razón es muy sencilla. Si confundimos esas palabras podremos estar generando rechazos innecesarios e infundados de alguna parte de la población.

¡El matrimonio es un sacramento! Nadie, ni los activistas más importantes, están pensando en eso.

Comparto unas recomendaciones para comunicadores que meses atrás elaboramos en la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica con el apoyo de ONG sobre la cobertura periodística y los mensajes masivos de la diversidad sexual. La diversidad sexual es propia de Costa Rica y ¡del mundo entero!

1. Arco iris

Evite referirse por igual a las personas homosexuales, lesbianas, transexuales y bisexuales e intersexo. La persona intersexo es una nueva calificación que pretende superar la estereotipada visión del “hermafrodita”, es decir, ... Cada persona de la diversidad sexual responde a una orientación y realidad distinta. Haga explícitas esas diferencias.

2. Lesbianas, también


Cuando se refiera a "los homosexuales" en calidad de sustantivo procure siempre incluir a "las lesbianas" pues ellas no se sienten incluidas bajo la calificación de “homosexuales”. Es decir, hable de “los homosexuales y lesbianas” o bien refiérase a las “personas homosexuales”.

3. Diferentes… a la mayoría

Si usted califica a estas personas como "diferentes", agregue siempre la expresión "a la mayoría" o “a la norma” ya que la condición de ser homosexual, lesbiana, bisexual o transexual no debe ser vista por los receptores de los mensajes como un asunto raro.

4. Más allá de símbolos

La bandera multicolor es un símbolo para identificar la diversidad sexual. Generalmente está presente en actividades, centros de reunión y encuentro. Inclúyala en sus mensajes pero trascienda la recurrente práctica de solo ilustrar el tema de la diversidad sexual mediante imágenes coloridas de festivales o actividades públicas. Tenga presente que la condición de ser una persona homosexual o lesbiana es mucho más amplia que la asistencia a esas actividades festivas.

5. Travesti y trabajadores del sexo

Si a través de su mensaje usted relaciona a un travesti con una persona trabajadora del sexo, estará cayendo en un estigma pues no todos las y los travestis que se visten con atuendos de mujeres se encuentran en el comercio sexual. Muchos de ellos y ellas lo hacen porque se identifican con el género femenino. Incluso, hay quienes no se consideran a sí mismos como personas homosexuales, lesbianas, bisexuales o transexuales.

6. Afeminados y masculinas


Evite caer en el estereotipo de referirse a la persona homosexual como sinónimo de afeminado y a la lesbiana como mujer masculina. Tome en cuenta que alguna parte de la sociedad costarricense rechaza de entrada esos comportamientos. Usted puede promover un cambio hacia el respeto si incorpora también otras características de las personas homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales. ¿Cuáles? Las mismas de una persona heterosexual: trabajo, familia, estudios, vida política, proyección comunal.

7. Unión sí, matrimonio no


Algunos países ya le están reconociendo a las personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexo sus derechos de heredar a la pareja, contar con beneficios laborales en la empresa o institución, asegurar al compañero o compañera dentro del sistema de salud, entre otros. Tenga cuidado cuando haga mensajes sobre esta temática. Por ejemplo, recuerde que el concepto "matrimonio" es también un sacramento que otorga la Iglesia Católica. Mejor enumere explícitamente los derechos que se incluyen en las propuestas para no crear un innecesario rechazo en alguna parte del público que recibirá su mensaje