domingo, 31 de enero de 2010

Quiero que Ottón sea mi Presidente


A ocho días de las elecciones tengo un vacío en el estómago. Tengo muchas ganas de ver a este país renovado, gobernado por gente con ganas de hacer las cosas mejor sin tanta pose ni maquillaje publicitario.
Sé que no hay propuestas ni candidatos perfectos, como tampoco hay trabajos, ni jefes ni parejas perfectas.
Pero tengo la convicción de que es posible renovar de ética y la eficiencia del Estado, es posible devolver la esperanza a los agricultores más que por una visión bucólica, por un deseo de unir a la familia rural costarricense. Es posible pensar en grande como una nación respetuosa, honesta y limpia como lo han hecho los países escandinavos, por ejemplo.
Quiero un Presidente que pueda pensar en la calidad de la educación y en temas de largo plazo como la ciencia y la tecnología y no solo en la inmediatez de las acciones para congraciarse con el elector sediento de las grandes obras visibles, monumentales.
Quiero un Presidente que reconozca sin tapujos sus ignorancias que no asuma poses de sabelotodo ni que arme respuestas lindas a los oídos de la gente.
Quiero un Presidente que en lugar de prometer y prometer sea fuente, él y su carrera entera, de que es posible la coherencia entre el pensamiento y la acción.
Quiero un Presidente que sepa ordeñar una vaca y que también haya dado clases en Europa.
Quiero que Ottón Solís sea mi Presidente.