jueves, 29 de mayo de 2008

La maternidad en Sardinal


La Presidencia de la República de Costa Rica adjudicó la maternidad del conflicto del agua en la comunidad guanacasteca de Sardinal a la extrema izquierda.


Recomendamos a la administración Arias Sánchez leer el “Informe sobre Desarrollo Humano 2006. Más allá de la escasez: Poder, pobreza y crisis mundial del agua” del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD del sistema de Naciones Unidas.


¿Será que los extremistas de izquierda violentos, enmascarados y robachiquitos se metieron en el PNUD desde el año antepasado?


Si doña Laura Chinchilla, don Kevin Casas, don Fernando Sánchez o don René Castro - todos consultores del PNUD en algún momento - no le facilitaron a la Presidencia de la República el informe en su debida oportunidad, aquí hay algún sustento teórico para que don Óscar y don Rodrigo comprendan qué pasa con el agua en Sardinal, que pasó en Lorena y qué ocurrirá en otras comunidades guanacastecas:


- “la crisis mundial del agua nace de la desigualdad, la pobreza y el poder, no de la disponibilidad física” (página 2)


- “Todos los seres humanos disponen de los mismos derechos sociales, políticos y civiles, incluidos los medios para ejercer estos derechos eficazmente. La inseguridad de agua compromete esos derechos” (página 3)


- “La desigualdad en el acceso a agua limpia en el hogar o a agua productiva en el campo no cumple con los criterios de una distribución justa, especialmente cuando se ve acompañada por altos niveles de pobreza” (página 3)


- “Debido a que las redes de agua son monopolios naturales, la regulación necesita garantizar que los proveedores cumplan estándares de eficiencia e igualdad, protegiendo así los intereses de los usuarios” (página 11)


Don Óscar y don Rodrigo: nos quedan siete añitos para que como país hagamos nuestro aporte a los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Recuerden que en la meta 10 del objetivo 7 se habla de reducir a la mitad la proporción de la población mundial sin acceso sostenible a agua potable segura.


¡Engaveten el Memorando del Miedo de don Kevin y don Fernando de una vez por todas! Mejor pongámonos a trabajar por ese objetivo en el que consultores del PNUD, premios nóbel, líderes mundiales, “extremistas de derecha y de izquierda” (como les gusta a ustedes referirse y dividir a la ciudadanía costarricense), candidatos oficialistas, medios de comunicación, partidos políticos y universidades, estamos de acuerdo.

5 comentarios:

Julia Ardón dijo...

OVACION

PORQUE ES UN HOMBRE HONRADO ALEJANDRO VARGAS DIPUTADO
JAJAJJA

PUTA. ESTO SI ES LA PURA , MERA Y SANTA VERDAD.

William Eduarte dijo...

BUENISIMO
sera que puedo ir en la Malacrianza=??
del semanario universidad
William Eduarte
willaseb@racsa.co.cr

Anónimo dijo...

Excente!! Así es como debemos responder: con hechos, con documentos, demostrando que no estamos inventando nada y que no somos ignorantes.
Gracias

Anónimo dijo...

Editorial del 27-may-2008:

El movimiento de protesta, la semana pasada, de los vecinos de Sardinal contra el establecimiento de un acueducto entre esta población, El Coco y Ocotal, en Guanacaste, para abastecer de agua a diversos proyectos turísticos, nos deja algunas lecciones. Conviene reparar en estos hechos a fin de hacerles frente en el futuro a situaciones parecidas.

Nos referimos a eventuales problemas venideros por dos razones: en primer lugar, por la creciente toma de conciencia en el país –y en el mundo– sobre los recursos naturales, dada su íntima relación con los derechos fundamentales de las personas y de los pueblos, y con el desarrollo sostenible de las naciones y el futuro de la humanidad. La sensibilidad mostrada por nuestro país en este campo ha sido encomiable, aunque, en verdad, no se ha traducido en políticas constantes, integrales y eficientes, y tampoco en la colaboración real de los habitantes. El problema de la basura habla por sí solo. En segundo lugar, por la evidencia de los desastres causados por el abuso y negligencia en este campo.
Esta sensibilidad social es más aguda en relación con el agua, potenciada por el auge de la construcción, acompañada de la anarquía reinante, de la falta de planeamiento y de ordenamiento territorial, así como por la transgresión constante e impune de la normas sobre la materia, cuando no por la corrupción. El caso de Guanacaste es especialmente significativo. Recientemente informamos de que el 25% de las construcciones en esta provincia carecían de permiso oficial. Estos antecedentes han fortalecido los movimientos sociales en defensa de los recursos naturales, en particular del agua, y, a la vez, atraen a ciertos grupos extremistas.

Hacemos hincapié, por ello, en lo ocurrido en Sardinal, donde algunos miembros del comité creado en esta coyuntura supieron distinguir, oportunamente, entre la preocupación de los vecinos y la irrupción, desde algunas poblaciones del Valle Central, de grupos interesados en contaminar la protesta.

Los dirigentes de dicho comité rechazaron a tiempo todo intento, como expresaron, de instrumentalización de ciertos grupos o personajes, estudiantes o dirigentes sindicales, en busca siempre de situaciones conflictivas para alimentar sus rancias y oxidadas posiciones ideológicas, extrañas a nuestro pueblo. Estos grupos, refractarios a cualquier propuesta de solución, terminan siendo factores de agravamiento de los problemas sociales.

En estas circunstancias y dado el clima de odio y de irrespeto a la institucionalidad democrática común a estos sectores minoritarios, el Gobierno y la empresa privada deben extremar sus esfuerzos para que todo proyecto se enmarque en las normas legales vigentes. En esta estrategia se torna preponderante la comunicación oportuna e inteligente con las comunidades afectadas o que expresen su disconformidad. La razón es el mejor antídoto contra la violencia. Esta labor de explicación y persuasión debe tomar en cuenta el deber de solidaridad de las diversas comunidades del país. Los recursos naturales no son monopolio de ningún grupo en particular.

No debe tampoco mirarse con indiferencia o como un acto pintoresco la adopción de prácticas que no son propias de un país democrático o que ofenden la convivencia ciudadana. Nos referimos a niños y adolescentes con el rostro cubierto en manifestaciones públicas o en movimientos de protesta. Los promotores o dirigentes de estos movimientos de protesta no deben desentenderse de estas conductas y, mucho menos, estimularlas.

Julia Ardón dijo...

Lo que no han entendido en la Nación es que en estos movimientos no hay "dirigentes" que "mandan"

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