La prensa costarricense insiste en calificar al asesino de una adolescente como el “sordomudo” de la zona norte. Es decir, una condición más de él, le ganó la partida a su propio nombre como generalmente se identifica a través de la prensa a la gente, sean asesinos o víctimas de asesinos.
Esta no es una defensa al asesino sino un deseo de ponerse los zapatos de las personas sordas o con problemas de audición del país que jamás han cometido ni cometerán un detestable crimen como éste.
En Costa Rica ni el mundo hay sordomudos sino que las personas con problemas de audición por no conocer esos sonidos, no podrán pronunciarlos a menos que reciban capacitaciones con el fin de leer los labios.
¿Cómo se sentirán las personas con esa discapacidad al leer los titulares y entradas de las noticias que hablan del “sordomudo” asesino? ¿Es necesario resaltar esa condición para construir la noticia?
Si a través de la prensa destacamos un detalle morboso como éste, estamos reproduciendo estereotipos. Pasa también con las personas afrodescendientes, nicaragüenses, homosexuales y hasta no católicas.¡ Y por supuesto con las mujeres!.
Por ejemplo, hoy el periódico Al Día en la misma nota sobre al asesinato de la adolescente dice: “Se comprobó que en el celular había varias fotos individuales de amigos, quienes podrían llamar la atención de la víctima”.
Para la persona lectora que no presta atención, ese es un simple detalle pero en realidad lleva implícita una visión equivocada e igualmente morbosa. Esa información innecesaria da pie para montar una novela a partir de un asunto que pertenece a la intimidad de la adolescente víctima. “Ella andaba con más hombres”, podría concluir cualquier persona lectora. Así, el foco noticioso se vuelca equivocadamente hacia la mujer: “Ella se lo buscó”.
¡Dejémonos de detalles morbosos y alentemos la construcción de noticias duras y apegadas a la realidad!
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