Me gusta eso que el Papa Francisco vea en la transpiración, una pieza de la comunicación humana. El sudor sin duda forma parte de la condición misma de las personas y como el mismo Papa escribe, “eso habla”.
Uno suda en muchos
momentos cotidianos de la vida y en lugar de perfumar siempre esa humanidad, al
igual que el Papa, hay que exaltarla cuando de definir la comunicación se trata.
Y no solo eso, sino también ver la transpiración como un referente al conversar
cara a cara, actividad por cierto, venida
a menos en tiempos de pandemia.
No es gratuito que mucho
se ha investigado sobre la manifestación del sudor como significado de pasiones
eróticas, situaciones de estrés y liberación de felicidad. Este Papa escudriña
para llegarle a los detalles que permiten conectar con la vida de las personas
y a la vez, con definiciones de asuntos estratégicos de esta coyuntura como la
comunicación real versus la virtual.
Por geografía, sudamos en América Latina al igual que sudan los nórdicos europeos; por religión, los islámicos y hasta los judíos ortodoxos; y por los simplismos ideológicos: los pobres y los ricos.
La misma persona que la
Revista Time le dedicó una portada con la frase: “el Papa de la gente”, piensa que:
“Hacen falta gestos físicos, expresiones del rostro, silencios, lenguaje corporal, y hasta el
perfume, el temblor de las manos, el rubor, la transpiración, porque todo eso
habla y forma parte de la comunicación humana”.
En la encíclica: “Todos hermanos”,
el Papa contrasta la comunicación entre las personas con las relaciones
digitales que si bien tienen apariencia
de socialibilidad, éstas últimas no alcanzan para unir a la humanidad.
Qué en una encíclica se aborden
las partes valiosas de la comunicación interpersonal aporta significado en sí
mismo para quienes compartimos esos contenidos con estudiantes que a veces solo
han vistos en los “clicks” y en los “likes” una manera de reaccionar ante otras
personas. Y ahora Francisco nos pone a sudar más de la cuenta, al momento de
dar clases de Comunicación y explicar esa diferencia.
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