Un diputado costarricense ganó una demanda contra el periódico La Teja del Grupo Nación porque este medio de comunicación publicó fotografías en las que se sugería que él comía mocos.
Todos hemos comido mocos. ¡Eso no está en discusión!. Comer mocos tampoco debe ser motivo de vergüenza. No nos sintamos mal porque al menos los hemos amasado. ¡Uy qué asco! ¡Uy qué lenguaje más soez y burdo!
En realidad, debe dar vergüenza desviar las donaciones extranjeras para responder a la pobreza material, hacer negocio con el agua que es un derecho humano, cobrar comisiones por contratos públicos como lo hicieron los expresidentes, favorecer a quienes aportaron plata en la campaña electoral, nombrar familiares en el Servicio Exterior, escribir memorandos del miedo o mantenerse en una curul luego de pelearse con el partido que le dio el chance de llegar ahí. ¡Eso sí debe dar vergüenza!
Sin embargo, la noticia del diputado es un titular que pega. Al parecer fue un montaje tanto en el sentido malévolo de la palabra como en el técnico. Se trató de una serie de imágenes de portada a través de las cuales la que la persona lectora podía concluir: “Sí, el diputado es un comemocos”.
Dice el abogado del ofendido que los jueces determinaron que hubo engaño. Aún no conocemos el fallo. La empresa periodística deberá desembolsar varios millones de colones y los colegas pagar días multa, según nos cuenta Diario Extra (jueves 28 de agosto 2008), un medio de comunicación que no forma parte del grupo periodístico condenado.
Hasta aquí los hechos. Ahora, ayúdeme Usted a reflexionar un poquito más: ¿A quién le importa que un diputado coma mocos? ¿Influye esa decisión en su gestión pública? ¡Puede ser un excelente diputado y también un muy buen comedor de mocos!. A mí me da igual.
Desviar la atención hacia esa insignificancia no es propio de una prensa socialmente responsable que promueva valores y contribuya a la educación crítica y propositiva de la ciudadanía. Pero, ¿Cómo haría, yo reportero, para esquivar una “información” de esas que me exige la jefatura? ¿Arriesgaría mi salario con el que alimento a mi familia? La noticia de los mocos se vuelve aún más pegajosa, ¿Verdad?
¿Debe judicializarse una “información”, tal como lo hizo el diputado? O ¿Deben reaccionar antes el gremio profesional, la academia o la ciudadanía organizada mediante una crítica inteligente y una petición de cambio del rumbo periodístico?
Mientras encontramos las respuestas, ahora el próximo titular responderá a: ¿Cuál diputado o diputada se tira pedos?... Quienes hacen fotografías en la Asamblea Legislativa ya no podrán reportarlo pero los colegas de radio sí tienen un amplio espacio para captar semejante banda sonora.
En un país donde las prioridades periodísticas se vuelven tan ligeras tal vez tirarse un pedillo sí sea una razón suficiente para que el diputado oficialista Fernando Sánchez -coautor del antidemocrático Memorando del Miedo- deje su curul o bien la diputada Morales se vaya para su casa pues ella se había comprometido mediante una carta a abandonar su puesto en caso de retirarse de su partido, mi partido.
1 comentario:
jué!!!!!!!!!
Qué bien que lo dijiste.
Ovación de pie.
Ale...te quiero mucho. Sos un divino!!!!!
Publicar un comentario