De niña, Nubia compraba los paquetes
de “mentas” para vender cada pastillita al menudeo. Hacía lo
mismo con aquellos “meneitos” que a todos nos dejaban los dedos
anaranjados luego de terminarnos la bolsa. Dice que su sangre es de
comerciante.
Hoy además de ex trabajadora sexual,
sigue siendo comerciante pues tiene un par de pulperías. También,
ella preside el comité de vivienda de su barrio y ocupa un puesto de
elección popular en el Concejo Municipal de la capital.
Su testimonio frente a los funcionarios
del Sistema Nacional de Radio y Televisión SINART motiva para que
los medios de comunicación produzcan historias y narrativas más
apegadas a sus realidades y menos a los estereotipos.
Los tacones, las enaguas cortas y los
labios rojos no tienen que ver con ella. “De hecho yo casi ni me
maquillo”, explica. “La noche” tampoco es el espacio en el
que siempre ofrece sus servicios. Ese día tuvo una cita a las seis
de la mañana, tres horas antes de compartir, a media mañana, con
los funcionarios del SINART.
Y uno se pregunta: ¿Qué más pueden
hacer los medios de comunicación al reportar el trabajo sexual? Yo
enlisté algunos consejos que si fueron avalados por Nubia, durante
esa charla, bien podrían ser de utilidad para los comunicadores al
momento de hablar de las trabajadoras sexuales. Aquí hay solo tres:
- Chinear las palabras, no por jugar de políticamente correctos, sino más bien por el convencimiento mismo de que cuando nos enfrentamos a personas en alguna condición de vulnerabilidad, hay que pulir la forma como nos expresamos de ellas.
- Quitar el foco de los tacones y los labios rojos, para ponerlo en sus relaciones cotidianas – familiares, nos acercaría más a un entorno real, menos estereotipado porque no todas las trabajadores del sexo caben en el mismo saco.
- Con frecuencia la audiencia se confunde ante diferencias conceptuales. Por ejemplo, el trabajo sexual que hace Nubia no tiene que ver con los delitos de trata con fines de explotación sexual ni con el proxenetismo, penados por la legislación costarricense. Definir y explicar debe estar, entonces, en la lista de pendientes de los comunicadores al momento de hacer historias sobre las trabajadoras del sexo.
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