domingo, 22 de mayo de 2011

Ética desde las Relaciones Públicas


Una colega me pregunta para un trabajo académico: ¿Cómo ejercer ética y jurídicamente un buen papel comunicacional? en el marco de la comunicación corporativa: Empleados, clientes, accionistas y medios. Un campo hermético, inescrutable y reservado.

Primero, me alegra que haya preocupación por el tema al menos desde la universidad y segundo, plantea la necesidad de convocar a más gente a pensar en la manera de hacer una propuesta coherente y realista que incorpore la ética desde la comunicación corporativa.

Abajo un listado de ideas sueltas que son producto de la investigación del curso de Seminario II de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Coletiva de la UCR en el que profesores y estudiantes abordamos las vinculaciones económicas y políticas de las personas dueñas de las empresas de comunicación.

1.Poniendo por escrito lo que se comprende por ética en la comunicación corporativa, es decir, teniendo un marco auto-regulatorio quizás más estricto que el del colegio profesional. Promoviendo el compromiso interno de las personas dueñas, el personal y el recurso humano que recién se incorpora a la empresa con esos parámetros. Explicando a la clientela la importancia de esos puntos, previo a la contratación de los servicios.

2.Desglosando y fijando posiciones respecto a situaciones propias del quehacer de las RRPP que a veces podrían reñir con la ética profesional, tales como las donaciones en especie hechas por empresas dedicadas a la comunicación corporativa a corrientes políticas particulares encubiertas como gestiones de prensa, tal como ocurrió durante la campaña del TLC del 2007.

3.Oponiéndose a la mentira y a la denigración de personas a través de la promoción de mensajes publicitarios y noticiosos por el simple hecho de pensar distinto a los dueños de las empresas comunicacionales que por convicción o conveniencia apoyan un idea política en una coyuntura particular, tal como ocurrió con firmas de relaciones públicas durante la campaña del TLC del 2007.

4.Rechazando la mediación de las intenciones que pudiera tener un cliente extranjero en violar las leyes electorales vigentes del país a través de donaciones a candidaturas presidenciales a cambio de favores políticos posteriores, tal como ha ocurrido con empresas de relaciones públicas en las últimas campañas políticas, según documentación de las actas de las comisiones legislativas que han investigado las donaciones y reportajes del periódico La Nación.

5.Demostrando el compromiso con el recurso humano mediante el pago de salarios competitivos así como con las políticas sociales del Estado a través del pago de los impuestos sin evasiones ni facturaciones encubiertas.

6.Haciendo públicas la trayectoria empresarial, la cartera de clientes así como las vinculaciones de los accionistas de la empresa pudieran tener o haber tenido en sectores empresariales, sindicales, partidos políticos, etc.

7.Rechazando clientes que van en contra de los valores de la empresa de relaciones públicas. Por ejemplo, sería un mal ejemplo para la cultura interna de una firma de comunicación corporativa que pregona el reciclaje y el respeto al ambiente, tener entre su cartera de clientes a una empresa que contamina, viola las leyes ambientales o se ha valido de corruptos vericuetos políticos para lograr su operación.

8.Promoviendo una distribución de pauta de las campañas de acuerdo a criterios técnicos apartados de los amiguismos, los compromisos previos del mismo cliente con algunos medios o los eventuales beneficios para las firmas mediáticas en las que también podrían aparecer accionistas de la empresa de relaciones públicas.

9.Rechazando cargos públicos, incluidas juntas directivas de las empresas estatales, mientras se ejercen cargos de jefatura en la firma de relaciones públicas, tal como ha ocurrido en el país con nombramientos en la ARESEP o en el ICE.