jueves, 21 de febrero de 2019

Vivir en un volcán


Sus tres hijas debían bajar del cráter del Irazú para ir a la escuela mientras vivieron una década completa ahí arriba con toda su familia. Arabella, Fresia y Johana son profesionales y él, ya con siete nietos, sigue trabajando en el volcán.

Recuerda que hace poco tuvo que desmontar la casita de muñecas que le hizo a sus hijas en la década de los años 80. “Yo jugaba con ellas en vez de la doña. En casa, éramos cinco mujeres: las tres hijas, la doña y yo”, bromea.
Marco Tulio Araya Brenes es uno de esos anónimos que ya forma parte de la historia de los medios de comunicación audiovisuales de Costa Rica. Ha laborado para la Universidad de Costa Rica, Teletica y el Sistema Nacional de Radio y Televisión Sinart y Grupo Extra.
“Hay gente que dice que ni por cinco millones de dólares estaría aquí y el cardiólogo -porque tengo un problemita, tuve una afección en el corazón- el cardiólogo me dice : ¿Todavía está yendo al volcán ? Usted es bien valiente porque Usted está solo”. Ahora, intercambia su turno con un sobrino, por lo que se consagra como uno de los costarricenses que habita más cerca de la cima de un volcán mientras cumple su jornada, como los hacen también algunos guardaparques.
Son 77 años de vida de los cuales ha invertido cinco décadas facilitando que Usted escuche radio y vea televisión. Su trabajo consiste en hacer los enlaces, revisar los transmisores, reportar daños para que los técnicos y torreros de radioemisoras y televisoras suban a corregirlos.
Por cierto, su testimonio también permite documentar los cambios y deslizamientos actuales que están experimentando los terrenos donde aún se elevan las torres del Irazú, algunas de las cuales ya debieron trasladarse.

Este volcán – a 55 kilómetros de San José, la capital- ha sido la cresta estratégica para que las empresas, instituciones y universidades que tienen medios audiovisuales y de telecomunicaciones, repiquen su señal a otra parte de la geografía costarricense o a los satélites.
Marco Tulio llegó antes que el Irazú fuera declarado Parque Nacional y recuerda pulsos con los vecinos de San Juan de Chicuá (el pueblo más cercano) que subían a cazar y extraer plantas pues reclamaban esos terrenos como propios. Eso sí, esos mismos vecinos lo invitaban al huevo duro, las tortillas y los frijoles cuando subían los domingos a los terrenos que consideraban propiedad de sus abuelos y bisabuelos. “Ellos me enseñaron todos los trillos por donde caminar”, agradece Marco Tulio, décadas después.
A más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, a Marco Tulio ya se le hizo costumbre amanecer con un par de grados bajo cero pero aún no se le hace rutina y le retumba en su cabeza, las palabras de una de sus nietas cuando se le acaba su tiempo libre y la emprende de nuevo al coloso: “Papá ya está bien”. Todos los días llora cuando me voy a venir. Y yo le digo: “Le prometo que me voy a ir”...pero es que son tantos años. Esto es lo grande, es lo que uno quiere”.

sábado, 9 de febrero de 2019

Periodista Politiquero

Ottón me dice que estoy loco al dejar mi trabajo en el semanario El Financiero  del Grupo Nación para colaborar como  su periodista voluntario durante la campaña 2005 - 2006.
Sin saber mucho de mí, Ottón abre  su agenda durante su segunda campaña. Estoy presente en la mayor parte de sus reuniones y le damos más de vuelta y media a Costa Rica entre octubre del 2005 e inicios de febrero del 2006.


Ese recorrido se repite cuatro años después en su tercera campaña presidencial.
Lo conozco desde que en la UCR, a inicios de los noventas, matriculo con él, el curso de Macroeconomía I.
Ottón andaba por sus treinta, ya había sido ministro, y tenía fama de buen profe. Era la segunda vez que yo llevo ese curso  y lo vuelvo a perder. Es mi intento frustrado de combinar el oficio de periodista con algo más. Años después, Sadie Bravo, química de la  UCR y aspirante a vicepresidenta en la elección del 2002, me pide hacerle de chofer a Ottón  y llevarlo a San Ramón de Alajuela.
Siento algún vacío en el estómago de mezclar prensa y política. Igual, lo recojo en su casa en Montes de Oca y  durante el viaje me habla de sus encontronazos con varios colegas  del Grupo Nación. Durante esa primera campaña de Ottón, además de chofer por cuatro horas, soy miembro de mesa  y vendo banderas del PAC en los “piquetes” de Calle Ancha en Alajuela donde por la cantidad de gente cualquiera pensaba que Ottón le ganaría a Rolando Araya del Partido Liberación Nacional  y  Abel Pacheco del gobernante Partido Unidad Social Cristiana. Pero Ottón queda de tercero y obliga a una segunda vuelta en la que él ya no juega. Llegan las campañas del 2006 contra Óscar Arias  y 2010 contra Laura Chinchilla.
Aquí cuento mi experiencia al lado del aspirante presidencial. Describo anécdotas cercanas entre  la Comunicación y la política electoral y además, propongo herramientas para coberturas periodísticas de calidad, útiles al gremio y sus audiencias.

"Las Ottonadas"

Un güila en el kínder

Ottón es de los pocos niños de su generación que va al kínder. Doña Consuelo Fallas Elizondo, su mamá, recuerda que en la comunidad de General Viejo,  se establece  a finales de los cincuentas un preescolar. Era una especie de plan piloto que luego se traslada a San Isidro debido a las inundaciones que provocaron las crecidas del río. Ottón repite kínder porque empieza muy pequeño pero se escapa al primer grado de la escuela.
El director de la escuela pega el grito al cielo. Las quejas llegan a oídos de doña Consuelo. El director era Guido Barrientos –familia de mi bisabuelo materno- quien años después abrió una tienda de plantas medicinales y productos alternativos de salud en Plaza del Sol en Curridabat. 
Recuerda, doña Consuelo, que tiene que enfrentar a Ottón ante el director  para que siguiera asistiendo al kínder y no a primer grado pues aún no tenía la edad escolar. Ella es el motor familiar que impulsa a todos sus hijos a estudiar. Había hecho dos años de internado en el Colegio María Auxiliadora en Alajuela. 
En 1946, doña Consuelo ya está enamorada de Norberto Solís quien le lleva 6 años. Recuerda que a “Beto” le metieron en la cabeza que ella quería hacerse monja. Antes de irse al internado, ella tenía el compromiso de palabra para casarse de quien llegó a ser su esposo en octubre de 1948, unos meses después de que resulta vencedora la revolución de la cual surge luego el Partido Liberación Nacional. Don Beto era liberacionista. Le dice a doña Consuelo que él se va a “correr cintas” y a disfrutar de las fiestas pero que la espera cuando ella regrese del internado. Él le hace esta invitación porque él mismo sabía de la fama de noviero que tenía. Doña Consuelo le conoce varias de las novias de adolescencia. “Anita”, una de ella, fue la mamá de una compañera de Ottón durante la escuela, recuerda doña Consuelo. 
Tanto doña Consuelo como su esposo llegan de niños a la zona sur, ambos  de la zona de Los Santos.  Para don Beto la vida del campo, la agricultura y ganadería eran suficientes para los hombres, y las labores de la casa, para las mujeres… 
Luego de viajar en avión a Estados Unidos,   Beto regresa convencido de la educación universitaria para sus hijos e hijas. Ottón resulta economista, saca la licenciatura de la Universidad de Costa Rica UCR, una maestría por la Universidad de Manchester, Inglaterra. Fue hasta febrero del 2013 cuando Ottón es juramentado como máster en Costa Rica luego de hacer todo el trámite de reconocimiento de ese título con el fin de reincorporarse a la vida académica en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica UCR. Doña Consuelo mantiene fresca su memoria y habla de los años de estudio de Ottón en Inglaterra. Tiene presente  los avances de él en un doctorado que no culminó así como los primeros pasos como profesor en la Universidad de Reading, muy cerca de Londres. “Ahí fue cuando Óscar Arias lo mandó a llamar para ser ministro”, recuerda doña Consuelo. 

La acera del frente

En la campaña 2005 -2006, Ottón se enfrenta   con Óscar Arias, un expresidente y Premio Nóbel de la Paz que gozaba de altos niveles de popularidad y contaba con la venia de buena parte de la prensa costarricense tradicional.  En el 2009 – 2010, compite contra Laura Chinchilla, la primera mujer candidata de un partido mayoritario. Ella es vicepresidenta de Óscar Arias quien la impulsa como candidata presidencial y años después dice arrepentirse. Ottón, Laura y Óscar son viejos conocidos. Ottón es ministro de planificación del Presidente Arias en 1986 y 1987. Es diputado del Partido Liberación Nacional (1994 – 1998)  cuando ella es  vice ministra y luego ministra de Seguridad Pública durante el gobierno liberacionista de  José María Figueres. En ambas posiciones públicas, Ottón es foco noticioso y gana espacios en los medios de comunicación. Escribe regularmente sobre temas de desarrollo en la página de opinión del periódico La Nación, editada por el periodista  Julio Rodríguez. Cuando es diputado, Ottón habla de “corruptelas” dentro de su propio partido así como actos de “clientelismo polítiquero” al momento de repartir los programas sociales.  Al renunciar al gabinete de Arias, uno de sus  argumentos es el daño a la agricultura y la urgente la necesidad de canalizar recursos hacia la “modernización de la economía agropecuaria” (Solís, Sin Fecha). El agro conecta a Ottón  con su infancia y juventud. 

Las manos derechas

Ella también es de “Pérez” y su familia se dedica a la ganadería. Shirley Sánchez, la esposa de Ottón,  está presente en el carro junto a él, en  el teléfono o a través de una ordenada bolsa con jugos de vegetales (marca V-8) o algún bebedizo de jengibre para la garganta del candidato -que según él- le sabe a “medecina”, una palabra cuya pronunciación hay que corregirle incluso para los debates. Shirley es fuente informativa ante los medios de comunicación más allá que la “esposa del candidato” y las notas rosas: ¿Qué le gusta desayunar al candidato?, ¿Cuándo comparte con las hijas?, ¿Qué recuerda del día de la boda?, y un enorme etcétera. Abogada con estudios ambientales, ella se acerca a las comunidades del Caribe  y Puntarenas opuestas  al ingreso de empresas petroleras y minera, respectivamente. Durante la campaña 2010, se filtra que el comando de Laura Chinchilla anunciaría convertir a Costa Rica en carbono neutral, un tema del que René Castro, entonces jefe de campaña de Chinchilla, tenía vasto conocimiento. Entonces, el PAC se adelanta para posicionar y posicionarse con el tema ambiental. Se pide al Tribunal Supremo de Elecciones  que reconozca los ahorros energéticos al liquidar la deuda electoral. Se hace un manual para usar menos papel y electricidad así como para el procesamiento de desechos.  Shirley coordina las buenas prácticas ambientales de algunos comités partidarios y se convierte en vocera.  Para todo comunicado, Shirley aparece citada como “abogada ambientalista”. Opina en contra de “Crucitas”, un proyecto minero al que la segunda administración Arias le otorgó por decreto la “conveniencia nacional”. Cuando la periodista Amelia Rueda pregunta la posición de los candidatos sobre  la corta de árboles de almendro - fuente de alimento para las lapas- en la mina Crucitas, Ottón remite directamente  la consulta a su esposa. Shirley está vinculada a un intercambio regular de estudiantes de la Universidad de Florida que vienen a Costa Rica a aprender sobre derecho ambiental. Además de  su trayectoria profesional, ella deja su sello cotidiano. Se asegura  que el “hueso” esté siempre dentro del carro. Se trata de un almohadón que se convierte en el mejor compañero de la nuca y cabeza de Ottón durante los largos recorridos. 
Hay otras manos derechas. Emilia, una de sus hermanas, había vivido con Ottón durante los setentas en la Pensión Villalobos por la línea del tren al costado sur de la Universidad de Costa Rica. Bióloga de profesión,  es una de sus mujeres de confianza. 
Emilia se levanta en la madrugada para acompañarlo a los buses del área metropolitana en los que Ottón se sube, menudo en mano, para  hablar de sus propuestas. Llegué a contar la subida y la bajada a 143 buses poquito antes terminar diciembre del 2009. Emilia cargaba café fresco en un termo para las madrugadas cuando tocaba subirse a los buses. Siempre soltaba la oración a la Virgen “Dulce Madre no te alejes” que su mamá les enseñó de niños. Ella le arregla  a Ottón el portón de la casa o le dirige alguna remodelación. También opina en programas de radio, a veces se llama Emilia pero en otras ocasiones se cambia el nombre. En tiempo de la pre-campaña 2009, Emilia tiene a mano su listado de gente que convoca para que se inscriba y vote el día de la primera convención interna del PAC que cayó el 31 de mayo, día que Ottón llegó a sus 55 años. Cuando algún partidario vincula la fecha de la convención  con el cumpleaños, Ottón arruga la cara porque le molesta que la gente crea que era un asunto planificado, casi como su regalo de cumpleaños. 
Emilia, experta en hacer pinto y huevos en menos de cinco minutos, además busca plata para el partido y hasta coordina el traslado de caballos a los topes que invitan a su hermano. Ambos comparten esa pasión equina pero también recuerdan historias más viejas como cuando Ottón se escapó del hospital, luego de que lo operaran de una apendicitis. 
La otra pata del banco la completa Virginia, la hermana mayor. Ella, docente de matemática,  fue directora de colegio en “Pérez” y por lo tanto, experta conocedora de la gente de su cantón. Es ordenada, cuidadosa, paciente y todo lo anota en una agenda que guarda con celo. También hace de chofer y lleva el día a día  durante la campaña del 2006. 

Mojarse la camisa 

Ottón lideraba  un  partido político nuevo: Acción Ciudadana.
A mediados de la primera década, aspira por segunda vez  a la Presidencia. Anuncia su renuncia voluntaria a la mitad de la deuda política – en Costa Rica parte del financiamiento electoral se obtiene del Estado-, no ofrece puestos en campaña, reta a los jóvenes a proponer ideas, a los políticos “tradicionales” les dice que son fuente de ineficiencia y clientelismo, a los sindicalistas que deben trabajar más y mejor, a los empresarios que paguen más y nuevos impuestos, a los    agricultores  que  hay que estar más horas en la finca. 
Ottón promueve una autorregulación ética que habla de renunciar a los vehículos públicos que se asignan a diputados y diputadas. También de pagar las cuentas telefónicas de la oficina si exceden en determinado monto.  
Esas normativas son visibles pero para algunos, risibles. A Ottón se le  crea un halo burlesco por su insistencia en ahorrar recursos públicos.  
Se impulsa una nueva forma de gobernar inspirando confianza a la ciudadanía a partir del ejemplo.  La ética se  vincula con la confianza ciudadana y la eficiencia estatal. Dice mi colega Nelson Murillo que antes de Ottón en la Asamblea Legislativa se comían camarones y se degustaban vinos con mayor frecuencia, pero luego de él, solo se permiten “galletas”. 
Promete eso sí, eliminar las Presidencias Ejecutivas de las Instituciones Autónomas para que las gerencias retomen el mando que tuvieron en Costa Rica durante la década de los años 50 y 60. También promueve la venta de banderas, camisetas y calcomanías entre sus partidarios. “Regalar una bandera le sale caro a la democracia porque ese dinero entonces viene de las grandes billeteras que luego le exigen al presidente gobernar para ellas y no para la gente”, reflexiona. Una partidaria un poco molesta dijo una vez que éste era el único partido político del mundo donde había que pagar por los gallos de picadillo de papa que horas antes ella misma había cocinado en su casa.
 “Un buen día es cuando uno se moja la camisa varias veces por lluvia y sudor”, decía con frecuencia. Ottón medía el tiempo que invertía en el “casa a casa”, creo que rondaba menos del minuto, para brincar  literalmente a otra. En cada encuentro personalizado pedía el voto para “eliminar la corrupción y dejar plata para…” era el estribillo. Para ganar tiempo, pedía a la dirigencia local tocar puertas y anunciar su visita. 
A Ottón lo muerden  perros durante estos recorridos, una vez en una urbanización recién construida en Ciudad Cortés. A regañadientes se deja revisar por la doctora Anchía, esposa del dirigente local Jorge Gamboa. El colmillo del perro,  le pasó el pantalón pero en realidad, fue solo un  morete. Quienes estuvimos cerca de Ottón, compartimos ese  ejercicio físico pero  no el ejercicio intelectual de contestar preguntas al final del día. 

Los Encuentros Ciudadanos 

El “Encuentro Ciudadano” es el espacio de dos horas aproximadamente donde la gente le pregunta al candidato. Ottón prefiere que no haya tarimas, juegos de luces ni música pero en algunos momentos cede a lo que sugieren los encargados. 
Por ejemplo, la cantante guanacasteca Guadalupe Urbina es contratada ya avanzada la campaña del 2006 y se estrena con una encendida canción protesta en el Encuentro de Puntarenas donde, a última hora, corrimos a esconder sillas pues llegó muy poca gente. 
El candidato insiste en que el formato debe ser lo más “académicamente aburrido” dado que el foco está en la gente que interpela al aspirante. Antes del candidato, algunos partidarios hablan. Cuando Ottón oye  discursos  sobre “la oligarquía” o “la burguesía”, se encoge de hombros. 
Me comenta que en sus años como político nunca ha usado esas palabras, quizás más cercanas al mundo de la Ciencias Sociales de donde provenían académicos  que acompañaron al PAC, tales como el politólogo Alberto Salom, la historiadora Elizabeth Fonseca, las antropólogas María Eugenia Bozzoli y Margarita Bolaños. 
Al menos, durante la tercera campaña hay cuarenta y tantos Encuentros Ciudadanos, es decir, se llega a la mitad de los cantones de Costa Rica. Las preguntas no se filtran e incluso, varias veces,  las personas quedan disconformes con la respuesta del candidato. En Tres Ríos, hubo molestia por una pregunta sobre un tema ambiental. Para los más “fiebres”, la mujer que levantó la mano era una “infiltrada” pero Ottón celebra que sea  un formato transparente. Otras preguntas son muy recurrentes y hasta complacientes con el candidato pues abordan sus temas fuertes: ética, agro, eficiencia estatal… 
Una mezcla de cansancio y chicharrón, pasadito de días, hace del Encuentro de Santo Domingo de Heredia uno de los memorables. Ottón se descompone en medio de la reunión. Tan discreto para sus necesidades personales, solo le hace una seña a su hermana Emilia para que le busque algo para la congestión estomacal. Emilia corre  a la farmacia más cercana. Pero los jugos gástricos  pueden más y Ottón  abandona el micrófono  mientras corre al baño. El chiste cruel es que cuando el candidato regresa al salón, la dirigencia local le insiste  que siga contestando preguntas... Y Ottón les hace caso. Ese día, Humberto, el médico hermano de Ottón, se viene de San José para ver cómo sigue el paciente.  Es la única vez que se enferma en serio, y en público, durante esta campaña. También supera alguna gripe y dolor de rodilla.  En la campaña 2010, la prensa escrita no atiende ni reporta  estas reuniones partidarias como sí había ocurrido en el 2002 y 2006. Ese Encuentro domingueño fue el ideal para algún titular sensacionalista: “Ottón y el inodoro se abrazan” o “Chicharrones le ganan la partida a Ottón”.

Un gmail y 4 pixeles

Pocos meses después  la elección del 2002, le doy a Ottón el pésame por la muerte de su papá, Norberto Solís. Siempre que pasa por el Cerro de la Muerte – en alguna víspera electoral – Ottón habla del valiente don “Beto” jalando chanchos hasta San Isidro por trochas que apenas cortaban esa montaña. No tuve mayor contacto con Ottón hasta que la cosa empieza a calentar en el 2005. En la acera de enfrente: Óscar Arias. El candidato Arias  me recuerda  a mi tía abuela  Carmen Vargas y su esposo Milton Núñez quienes cuidaron  la finca en que Arias y su primera esposa, Margarita Penón, vivieron recién casados en San Joaquín de Flores. También evoca a mi abuela paterna, Mélida Hidalgo, mostrándome la invitación al funeral del abuelo de Arias que ella guardaba, como una reliquia, porque iba dirigida a mi bisabuelo, Victoriano Hidalgo. Además, me veía adolescente, vestido como guía liberacionista, en el Instituto de Alajuela cuando Óscar Arias ganó por primera vez la Presidencia en 1986. 
Durante la elección presidencial del 2006, al lado de Ottón, se impulsa una gestión de prensa modesta y rudimentaria durante cinco meses con el apoyo de voluntarios y familiares del candidato. 
La gestión propagandística  de las máscaras y el  famoso “Salí a votar” fueron contratados externamente dos meses después de iniciada la campaña. 
La gestión de prensa al lado de Ottón fue tan artesanal que solo se cargaba una cámara digital de 4  pixeles, una grabadora de casete grande y un cuaderno. 
Nunca hubo un plan  ni una política de comunicación a seguir. Yo tomaba fotos con el fin de mandar las mejores a los periódicos al final del día desde algún café internet en las comunidades visitadas.  Me había matriculado en un curso del sindicato de periodistas, que sin ser  afiliado, capacitaba al gremio sobre fotografía digital por solo 5 mil colones. 
Afortunadamente, mi amiga Jeannette Morera me abre una cuenta de Gmail para que los correos aguanten documentos más pesados. Inauguro ese con las fotos del candidato montado a caballo en un lluvioso tope en Guápiles. 
Casi siempre esas imágenes iban acompañadas de un comunicado de prensa. La producción de ese texto era sencilla: lo escribía en mi cuaderno, Ottón solo se fijaba en el titular y el entrecomillado, es decir, la cita en la que se menciona a él como fuente. 
Nunca he conocido tantos “café internet” en tanto pueblo. Mi primera pregunta a la dirigencia local era: “¿Dónde hay “un internet?” Mientras Ottón se reúne con la dirigencia local, yo  corría a buscar computadora para bajar las fotos, escoger la mejor y adjuntarla con el texto.  
Solo en una ocasión cerca de Paso Canoas, me dejaron botado pero gracias al aventón de un par de partidarios,   alcancé de nuevo el carro del candidato. En el ajetreo también se canalizaban algunas entrevistas pero como Ottón  daba su número de celular hasta en los programas de radio,  la mayoría de los colegas se comunicaban directamente con él. 
Ese filtro entre la prensa y el candidato, recomendado por los libros de relaciones públicas,  no aplicaba. Conforme avanzaba la campaña, algunos insistíamos en que las fotos no eran suficientes y que el público  cada vez veía más tele y leía menos periódico. Se  contrató un camarógrafo con el fin de grabar las visitas diarias. El casete se enviaba por bus para que más gente voluntaria lo recogiera en la parada en San José, le sacara copias  y lo distribuyera en los canales de televisión.
También colaboraron partidarios voluntarios en esa distribución. Una de ellas, fue Gaby Saborío –escazuceña que se partía en mil para colaborar durante las tres campañas -con quien celebraba cada que algún  video salía  por algunos segundos en los noticieros. 
La gestión del camarógrafo  costó poco más de un millón de colones. No está asegurada la transmisión del material pues como corresponde, depende de la decisión interna del noticiero de TV. Minucioso con sus declaraciones a la prensa,  Ottón no pierde detalle de lo que dicen de él.  
Le sigue el pulso a los editoriales pero también a los “vinazos”, una tendencia de los periódicos que publican chismes políticos sin necesariamente confirmar con fuentes diversas. Atiende con particular dedicación a algunos colegas más que otros.  
A Carlos Mora de La República hasta lo visita en su casa en Desamparados días antes de morir. Varios reporteros me comentan que Ottón acostumbra llamar luego de la entrevista para retomar algún punto o insistir en un enfoque particular.   
Se queja constantemente de que tal palabra o tal cita pero dado que lo entrevistan directamente a su teléfono, resulta imposible grabar y por lo tanto,  reaccionar ante una imprecisión o falsedad. Carecimos de un monitoreo profesional sobre la cobertura noticiosa. 
Se revisaban los periódicos pero no había un seguimiento sistemático sobre lo que decían  los noticieros de televisión ni de radio. 
Aunque recibí un ofrecimiento de una empresa especializada para ese servicio, ni pregunté el costo porque conocía de las restricciones para incurrir en más gastos. Una colega, que incluso no estaba abiertamente identificada con la propuesta del PAC, me reenviaba un servicio de monitoreo que ella recibía a diario. Yo hacía una distribución a algunos voceros y voceras de la campaña pero sin sacar el tiempo aconsejado para valorar el rumbo de las publicaciones ni la forma adecuada de reaccionar. Las tres hermanas de Ottón: Virginia, Mayela y Emilia, así como Shirley, su esposa, pasan también con una oreja en los programas de opinión en la radio y un ojo en los telenoticiarios. De inmediato, dan el campanazo  y en caso de ser necesario, se activa una respuesta. Además,  partidarios en todo el país llaman al candidato para alertarlo. 

“Me gusta porque no me cortan”

Ottón generaliza y habla de “la prensa” pero se le aconseja que cuando critique mejor se refiriera siempre a “parte de la prensa”  ya que mucha gente de los medios injustamente se podía dar por aludida, situación que tampoco resulta problemática para un gremio al que los políticos culpan frecuentemente. 
Se queja de titulares negativos, fotografías tendenciosas y encabezados negativos. Recuerdo su molestia ante titulares que dicen que él  cambió su declaración de impuestos, cuando lo vinculan con los sindicatos o ridiculizan  su posición de renegociar el Tratado de Libre Comercio (Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana). 
Arrastra inclusive críticas sobre cómo los medios cubrieron la división de la fracción legislativa del PAC en el 2003. 
Sin embargo, la radio es generosa  abriendo espacios y Ottón se siente particularmente atraído, desde muy joven, por ese medio de comunicación. Alberto Cañas, don Beto - ex ministro, ex diputado, escritor, diplomático y periodista- insiste que la principal visita para acercarse a la gente debe ser a la radioemisora. Nos parece el mejor consejo  para incluir siempre en la agenda del candidato. 
Ya en cabina, Ottón  pide al colega  abrir los micrófonos para recibir llamadas en vivo. Esta simpatía del candidato por la radio viene desde tiempos de estudiante en Inglaterra. Cuenta que le escribió a un reconocido locutor inglés quien lo invita a participar a uno de sus programas para hablar de Costa Rica. Siempre compara la forma en que “Pilo” Obando (1941 -2014) reporta un gol con la sobriedad de los comentaristas deportivos ingleses, a quienes Ottón parafrasea en inglés.
“Me gusta porque no me cortan y le dan a uno tiempo de ordenar las ideas”, así explica su preferencia por la radio. Reconoce la invitación constante a programas radiofónicos como  “Aló Pueblo” de Iris Zamora quien durante la campaña del 2010, es candidata a una vicepresidencia por el Partido Unidad Social Cristiana.

Un capitán, un boxeador y un ajedrecista

En octubre del 2005 cuando formalmente arranca la  segunda campaña de Ottón, el candidato Arias lleva al menos 10 meses de pautar en medios de comunicación y pocos le habían pedido cuentas sobre el despliegue propagandístico. Óscar Arias es la novedad mediática, el “capitán” que ya tiene un barco lleno de “más de mil colaboradores”, como dice su propaganda. 
Ottón se apega a temas como la ética, el desarrollo, la renegociación del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica, y  a la importancia de debatir. Defiende los subsidios a los pequeños agricultores y critica el aval de la Sala Constitucional que permite a Arias postularse aunque la reelección presidencial llevaba prohibida tres décadas, según la Constitución Política. La imagen del “capitán reelecto” –como lo preconizaba desde una caricatura el periódico Al Día del Grupo Nación- parecía filtrarse de la propaganda a la agenda noticiosa. 
La foto de campaña de Arias era la de un hombre de camisa blanca con mangas medias arremangadas y una corbata floja. En nuestra cancha juega el equipo de Comunicación del PAC que agrupa voluntarios como la periodista Gabriela Masís, el mercadólogo Luis Chacón y el productor audiovisual Xavier Gutiérrez. También apoya el arquitecto Mario Masís. 
El voluntariado en torno a los temas de comunicación  es herencia de la primera campaña del 2001-2002 en la que, según me  cuentan, participaron Juan Carlos Feolli, Gaby Saborío, Carolina Malavassi, Humberto Arce, así como el cirujano de tórax Rodrigo Cabezas. Aquí surgieron los Encuentros Ciudadanos. 
Durante los primeros meses de la segunda campaña, se produjo un anuncio de TV de unos novios hablando de la importancia del diálogo  y otro sobre las candidaturas a las vicepresidencias: la economista Epsy Campbell y la empresaria exportadora Marita González. Epsy se identificaba con el “diálogo” y Marita con la “eficiencia”. 
Epsy fue diputada en el periodo 2002 – 2006, consultora internacional e impulsora de los derechos humanos en género y etnia.  Marita, junto a sus hijos, destacaba como una de las principales exportadoras de turbérculos a Estados Unidos. Formaba parte de la Junta Directiva de la Cámara de Exportadores de Costa Rica Cadexco. Uno de sus hijos pone le carro y se ofrece como chofer del candidato en buena parte de las giras. 
A inicios de diciembre, es decir a la mitad de la campaña,  el partido  contrata  una agencia publicitaria. “La Argolla” rompe con el tono aburrido y tradicional que traía la pauta del PAC. Estos jóvenes publicistas, empujados por el creativo Geovanny Bulgarelli, irrumpen con un primer  comercial  en el que Ottón y el candidato Arias aparecen en un ring de boxeo. 
Ambos son representados por máscaras caricaturescas hechas por un artista de Barva de Heredia. Al final, se pone en duda el supuesto liderazgo electoral del candidato Arias con la pregunta. “¿Está seguro que Óscar va a ganar?”. La noche que sale el anuncio TV en cadena nacional –publicitada inclusive en periódicos-  Ottón está pegado al televisor de la sala de su casa en Montes de Oca igual que se pegan las caritas de los chiquitos con el vidrio del aeropuerto a la espera de los viajeros. Se apuesta por crear expectativa para que la prensa lo convierta en noticia, una estrategia que en relaciones públicas se llama “publicity”.
Escondo las fotos de la máscara del candidato Arias ya que presentía que los medios privilegiarían la imagen del liberacionista en detrimento de la de Ottón.  Así que solo distribuimos las fotos de la máscara de Ottón que se tomaron durante la producción del video, días antes en el gimnasio de Monserrat, Alajuela. 
Ese día hubo algún  temor de que las autoridades municipales, contrarias al PAC, hicieran alguna gestión para prohibir la grabación. El asunto solo quedó en  temores. 
Después de “la premier” a las 8 pm, varios de sus familiares de Pérez Zeledón  lo llaman muy decepcionados, doña Consuelo –su mamá- incluida. Ottón duda sobre el efecto del comercial y sobre el costo de la inversión publicitaria. 
Esa noche, Ottón y Alberto Salom, gerente de la campaña, cruzan palabras sobre  lo que debe ser el tono de los mensajes. Ottón teme críticas por el lenguaje del boxeo, un deporte  en apariencia muy violento para la mayoría de la gente. 
Nueve meses antes, Margarita Penón, al abandonar su curul  en el PAC debido a que su ex esposo sería  el candidato del Partido Liberación Nacional, parecía pitonisa:  “Me retiro de la campaña electoral. No quiero estar en ese ring. Desgraciadamente el estilo de campaña que viene es de ataques. Es lo que yo llamo un ring de boxeo, que no es para mí” (La Nación, 25 de febrero del 2005). Pero el ring tenía una razón de ser… Le recordaba al electorado que solo había dos candidatos con posibilidades presidenciales. “¡No se pierda!, es éste o el otro”. La intención fue contrarrestar alguna línea noticiosa en la que otros candidatos también se presentaban como la alternativa, particularmente, Antonio Álvarez Desanti de “Unión para el cambio” quien se había ido del Partido Liberación Nacional. Se gestiona la presencia de Solís en un campeonato boxístico de un hotel capitalino en La Sabana para mantener vigente en la agenda informativa el  novedoso concepto del anuncio de televisión.  “Hoy no peleo porque no vino el contrincante” dijo Ottón a un periódico que reportó su subida al ring de verdad en el hotel capitalino (Al Día, 19 de noviembre del 2005).  
La violencia boxística se transformó en otro anuncio publicitario pero ahora máscaras de Ottón y  Arias jugaban ajedrez en un selecto club social. 
Ahora, era el deporte de la gente pensante… Luego vino otro mensaje que explicaba el sentido de las máscaras: “Detrás, de Ottón, estamos todos”. 
Para el mensaje navideño aparece el concepto de “la madre” por ser el mejor ejemplo de la solidaridad pero también porque se sabe del peso de las mujeres en la elección. Se utiliza la frase: “El gobierno de las madres”, inspirada en la idea de que madre es la que cuida, educa y protege a sus hijos. 
Don Beto Cañas insiste en que ese cuento de la madre le suena a novela mexicana. Se retoma la misma máscara de Ottón del ring de boxeo y del juego de ajedrez... Adultas mayores, mujeres con alguna discapacidad, mujeres taxistas, afrodescendientes e incluso la tortillera santacruceña y premio nacional de cultura popular, doña Margarita Marchena, se quitaban la máscara y al final Epsy dice: “Detrás de Ottón, estamos todos”. 
El carácter de Ottón –directo y sin rodeos frente a los políticos que ajustan su discurso a lo que la gente   quiere oír- fue materia prima para la propaganda electoral del PAC mediante el video: “Dicen que son radical”. 
Su oponente  Arias decía que era más fácil “doblar un riel” que cambiar la forma de pensar de Ottón. En ese mensaje se le dio vuelta a la fama de “radical” tomando la raíz etimológica de la palabra que remite a “la raíz”. Así que Ottón, en un plano cerrado, decía que cortaría de raíz la corrupción, los problemas nacionales, prácticas  politiqueras,  etc. 

Salí a votar

También se posiciona el famoso eslogan “Salí a votar”. Originalmente la muletilla era “Salga a votar”. De hecho Ottón graba uno de los primeros anuncios  hablando de “usted”. En un  “focus group”, le oí decir a una de las hijas de Epsy  que el eslogan debe  ser más coloquial y juvenil.
La chica propone, entonces, el tratamiento con “vos”. Y esa fue la versión definitiva que solo varía durante el último anuncio de televisión por el “Salí a Ganar”.  
El eslogan responde a la estimación de que cuanta más gente votara, más grande sería la proporción que lo haría por Ottón en relación con el candidato Arias. 
El PAC no paga pero lee las encuestas publicadas. Al inicio de la campaña hay un intento de contratar alguna pero la factura hubiera sido de casi 40 millones de colones.  “La encuesta en la que creo es la calle” insiste Ottón cuando  le pregunta por el tema. 
Desde la propaganda del PAC, se generó la duda: ¿Cómo va a votar usted por un candidato que no debate? El candidato Arias evade los debates   excepto uno a finales de  noviembre que fue el único intercambio televisado pero Ottón insiste en que ese espacio no fue suficiente. Televisora de Costa Rica Canal 7, propiedad de la familia costarricense Picado Cozza, desiste de organizar otro debate.  Ottón  envía una carta a los codirectores de ese telenoticiero –Pilar Cisneros e Ignacio Santos- para insistir  pero la idea que nunca cuajó. Entonces el PAC monta el debate a partir de su propaganda  cuando  distribuye  más de 100.000 cartas en sobres cerrados dentro del periódico La Nación.  
Se trata de una carta pública de Ottón para el candidato Arias. Ese novedoso formato de encontrarse un sobre cerrado al abrir  el periódico, se convierte en noticia. Sin embargo, antes hubo dudas sobre cómo entregarla. Estuve en una de las oficinas del candidato Arias en Barrio Don Bosco a punto de hacerlo pero Ottón me llama al celular y me pide que salga pues don Beto Cañas y Guido Miranda –expresidente de la Caja Costarricense del Seguro Social en gobiernos liberacionistas- irían a entregarla personalmente a la casa del candidato Arias, acción que tampoco se ejecutó. 
El candidato Arias dice que “ni aunque me lo pida el Santo Papa” (Al Día, 11 de enero del 2006) debatiría en público. Arias manifiesta: “Ellos quieren pelear y recuerdo el viejo adagio popular de que dos no pelean si uno no quiere. El debate tendría sentido para cambiar 
la opinión pública en uno o dos puntos máximo, así es en todas partes del mundo. Se entendería si uno de ellos estuviera uno o dos puntos detrás mío porque puede ser que lo ganen. Pero el que me sigue tiene 30 puntos menos...” (La Prensa Libre,  13 de enero del 2006). 

"Ajustadísima elección"

Tres semanas después las urnas dicen que la diferencia entre ambos es de 1,12% a favor de Arias. 
La elección es el 5 de febrero del 2006 pero debido al empate técnico entre Ottón y el candidato Arias, el Tribunal Supremo de Elecciones TSE declara el ganador tras un recuento parcial de los votos emitidos más de un mes después. 
El periódico La Nación  saca dos versiones de portadas con los primeros resultados de la elección del 5 de febrero. Una parte de la redacción se va a dormir de madrugada con la portada “Arias y Solís en ajustadísima elección” y al día siguiente se levantan con “Arias seguro de la victoria” (La Nación, 6 de febrero del 2006). Ambas portadas circularon,  asunto que el director explica en una columna de opinión. ¿Cuál era la noticia: la primera  que hablaba de la “ajustadísima” elección o la segunda portada que titulaba sobre la seguridad de una de las dos partes en el triunfo electoral? Buena parte de la prensa costarricense venía diciendo desde hacía meses que Arias ganaría la elección por un holgado margen. 
Esos enfoques triunfalistas  todavía alientan a algún porcentaje del electorado a apoyar al candidato con más posibilidades. Por algo en campañas pasadas, los partidos tradicionales sacaban calcomanías que decían: “Vote a Ganar”.  ¡Y es que a muy poca gente la gusta perder su voto! Hacía ocho días este mismo periódico publicó: “Respaldo electoral de Arias duplica el de Solís” (La Nación, 29 de enero del 2006). En el párrafo 13 (¡Ninguna relación con los agüizotes!) la edición dominical de La Nación señaló: “Esta es la última consulta de preferencia que hará Unimer en este período electoral.
Sin embargo, el jueves siguiente, el periódico publicó otra encuesta titulada: “Solís acorta ventaja de Arias” (La Nación 2 de febrero del 2006). Hablaba de 11,1% a favor del candidato Arias. Algún creyente de la cabalística y numerología dirá que el periódico La Nación y la encuestadora Unimer en realidad solo se equivocaron por un número y una coma relación con la diferencia 1,12% que salió de las urnas. 
El semanario El Financiero –medio especializado en negocios, tecnología y finanzas del Grupo Nación-  tiula: “Nuevo presidente ante engorrosa negociación” (El Financiero AÑO 10 No. 551 6 – 12 de febrero 2006). En las páginas interiores, se habla de: “Kevin Casas, futuro vicepresidente”, “presidente virtual Óscar Arias”, “segundo vicepresidente, Kevin Casas”, “eventual futura vicepresidenta, Laura Chinchilla”. 
Buena parte de la prensa más bien criticó las solicitudes del PAC para revisar el conteo de votos, una posibilidad de la legislación electoral vigente. 
El viernes 3 de marzo, casi un mes después de la elección,  cuando el TSE dio por cerrada la posibilidad de presentar más revisiones, Ottón se adelanta y pide a la ciudadanía reconocer la presidencia de Arias, antes que la autoridad electoral se pronuncie definitivamente. Se hace una conferencia de prensa transmitida en vivo por las televisoras locales.  Ottón decide la hora, justo cuando los noticieros de TV están al aire.  
Este anuncio es la foto y el titular de portada de varios periódicos, y la nota principal de los medios electrónicos. Días después, la revista TIME, escribe lo siguiente: “Solis—who was backed by the radical and increasingly popular left-wing Venezuelan President Hugo Chavez—opposes Costa Rica´s entrance into the Central American Free Trade Agreement (CAFTA) with the U.S. …” (“Dodging a Bullet in Costa Rica” en Revista TIME, 8 de marzo del 2006).  Una traducción no oficial de ese texto sería: “Solís- quien fue apoyado por el izquierdismo radical y creciente del Presidente Venezolano Hugo Chávez- se opone a que Costa Rica entre en el Tratado de Libre Comercio con Estados 
Unidos”. De inmediato, Ottón llama a la periodista costarricense, Michelle Mitchel quien era la corresponsal y coautora de esa publicación. Esa llamada ocurre en Sierpe, a la espera de una  lancha para llegar  a Drake para caminar por Corcovado un par de días.  La colega argumenta que como el artículo fue firmado también por otro periodista extranjero,  ella no  se responsabilizaba del contenido.  Ottón escribe, entonces, a la revista para solicitar una aclaración que la reconocida  publicacion sube a su página inmediatamente. 

"La Costa Rica que queremos"


Para mi segunda campaña al lado de Ottón, la tercera para él, yo era un periodista completamente politiquero.  
En la acera de enfrente está Laura Chinchilla. Para mí, ella es una fuente informativa que entrevisto como periodista. Recuerdo particularmente la redacción de un capítulo para un informe del centro de pensamiento Washington Office on Latin America (WOLA) sobre la lucha antidroga  que por encargo de una colega guatemalteca, me pide entrevistarla, cuando ella es diputada. Accesible, de buen trato y muy técnica. 
Ottón siempre dice de ella que lo más le preocupa como contrincante es el “tono de voz”, creíble y contundente. 
Cruzo el  límite entre un asesor voluntario en comunicación y aspirante a una diputación pero la Asamblea Nacional del partido no escoge mi nombre para un puesto elegible en las diputaciones por Alajuela. 
Un mes antes del arranque oficial de la campaña, de 80 votos posibles, obtengo dos. Algunos asambleístas me recriminan por haber trabajado en el periódico La Nación. Me señalan como “neoliberal” - casi un infiltrado- durante un conversatorio de quienes aspirábamos por la provincia de Alajuela, contiguo a la capilla María Auxiliadora de Naranjo, frente a la casa de mis abuelos maternos. 
La gente etiqueta equívocamente a “los periodistas”. Los echan en un mismo saco y desconocen las cadenas de mando de los medios. Es decir, un reportero como el que fui a inicios de la década del 2000, tiene un editor que a su vez le da cuentas a un director que responde a una junta directiva. En esa cadena, hay un margen suficiente para que ese reportero piense muy diferente al dueño del medio y a éste último, es probable que le importe muy poco si así fuera. Se cree  que los medios son monolíticos e impermeables. 
Hay gente que se imagina las redacciones como una maquinita aceitada que reacciona como rebaño cuando los “viejillos” de la junta directiva se frotan las manos y toman decisiones.   El cierre de mi aspiración politiquera queda estampada en las papeletas de las diputaciones de Alajuela, pues ocupé el primer lugar de las suplencias. Me explica Víctor Morales – exministro y exdiputado socialcristiano quien lideró la organización territorial durante la campaña 2009 -2010 - que esas suplencias solo se harían efectivas si moría un diputado electo entre el día de la elección y el primero de mayo, cuando se instala la nueva Asamblea. 

“Esa corbata amarilla, no me gusta” 

Llegaron entonces los cuatro meses de la campaña política 2009 -2010, la tercera de Ottón como candidato presidencial y la segunda mía, como parte del equipo de voluntarios y periodistas del candidato. Hubo más colegas apoyando  la gestión de comunicación y prensa: Enrique Sánchez y Carlos Alvarado desde el inicio, luego  se unieron Jonathan, Stephanie, Alvarito, Marcel y por supuesto, Gaby Saborío. También en enero nos acompaña Mario Alfaro, uno de los asesores de la fracción legislativa. El equipo es coordinado por la exrectora de la Universidad Nacional, Sonia Marta Mora quien se había integrado al partido luego de la campaña del “No” al TLC. Mora junto al diputado Francisco Molina, seleccionan la agencia de comunicación: la alianza DDB-etnológica, representada por el publicista argentino Javier del Campo y Gabriel Bonilla, consultor tico, con experiencia en otras campañas políticas externas.
Una de las primeras experiencias con la agencia fue la foto de campaña, hecha en un estudio que perteneció al pintor César Valverde, muy cerca de El Farolito en Barrio Escalante.  “Esa corbata amarilla no me gusta”, dijo molesto Ottón en medio de la atropellada colocación de lo que él llamaba “disfraz”.  
Ya avanzados los flashazos, el fotógrafo chileno pide trabajar a solas con el modelo para intentar algunas sonrisas. Logra otras en mangas de camisa blanca “al estilo Barack Obama” y también la foto de campaña: una pose seria, encorbatado y ligeramente arrogante, pero que bajo la recomendación de la agencia, correspondía a la “imagen de un presidente”. Esa fue la foto que los votantes vieron en la papeleta en la segunda fila  de tercero de izquierda a derecha. 
El día de la famosa foto, oí por primera vez que el eslogan de la campaña sería: “La Costa Rica que queremos”. 
Ottón le huye siempre a exaltar su figura en los mensajes publicitarios. Criticaba sus propias vallas porque según él decían: “Ottón” de tres maneras diferentes. Una, con la palabra de su nombre; dos, con su foto y tres, con el logo que era una letra “O” con una especie de mordida en la parte superior derecha justo donde debía ir la tilde. El eslogan de la campaña 2010: “La Costa Rica que queremos” fue evolucionando provincia por provincia, cantón por cantón... 
Un día al regreso de una gira por Limón, Ottón hizo parar el carro para  bajar una de esas vallas. Decía: “El Guápiles que queremos”. Ottón insiste en que la gente de Cariari se podía ofender pues el nombre del  cantón (Pococí ) estaba invisibilizado. Con solo la luz del carro, Ottón se metió en el charral pero confirmó que era difícil traérsela al suelo pues los cimientos eran de cemento. Así que nada satisfecho, me pidió asegurarme que la agencia hiciera de inmediato el cambio. 
El eslogan: “Vos ganás”, de la precampaña 2009, sí fue consultado entre quienes colaborábamos en Comunicación durante una reunión convocaba por Sonia Marta Mora. Ahí estaba Gabriela Saborío y el colega Mauricio Herrera,  ex redactor por casi dos décadas del periódico La Nación quien en ese momento trabajaba para la fracción legislativa del PAC. Luego, Ottón me cuenta que una amiga de una embajada lo había llamado muy preocupada porque era similar al de Daniel Ortega en Nicaragua y no sería conveniente que lo relacionaran con Ortega por una coincidencia tan superficial como el eslogan: “Vos ganás”. 
En las candidaturas a las vicepresidencias, Ottón se acompaña de Mónica Segnini, una empresaria del sector exportador dedicado al transporte de carga y miembro de  la Cámara de Exportadores Cadexco; así como Julio Humphreys, un enfermero limonense con orígenes afro e indígena quien no había resultado elegible en las diputaciones de su provincia. 
El mensaje con esas designaciones apunta, respectivamente, al rol estratégico de la empresa privada y al peso que daba el PAC a las costas donde el partido era históricamente débil. 

Un nokia y Facebook

Para esta campaña, el candidato ya tenía un teléfono celular de tercera generación  y era posible entrar a internet y leer noticias. ¡Novedad! Bienvenidos, además, al mundo de Facebook. Este  celular era Nokia de carátula blanca (E71) que según dijo, fue el regalo navideño de sus hermanos. 
El cambio de celular de Ottón fue tan visible entre los periodistas  que quedó reportado como noticia por el periódico La Nación. 
Deborah Formal, la novia del candidato Otto Guevara del Movimiento Libertario,  llamó al celular de Ottón en varias oportunidades. Veníamos de  San Ramón de dar el pésame por la muerte del doctor Ortiz, fundador del “Hospital sin Paredes”, una propuesta para reforzar la atención básica en la salud pública. 
Shirley contesta  y cuando oigo el nombre “Deborah Formal” enciendo la función de video de la cámara y grabo las respuestas de Ottón. Formal le dice que se gestaba un posible fraude y que ella quería emular el código de ética del PAC para quienes aspiraban a puestos públicos en el Movimiento Libertario.
Se interpretó que era simplemente una estrategia de los libertarios para hacerse ver como el partido capaz de lograr acercamientos. 
Se revisan las extenuantes jornadas de las giras. Varios compartimos la idea de que resulta más provechoso tener un “Encuentro Ciudadano Radiofónico” y no tanta visita comunal. Pero Ottón insiste en las giras aunque aprueba el programa radiofónico. 
Junto al periodista Enrique Sánchez, quien había laborado en el informativo de radio Eco News, empezamos todos los a hacer una entrevista en vivo a Ottón en un espacio pagado en la emisora 94.7 FM. Enrique maneja las redes sociales  y el teléfono. Yo conduzco el “encuentro ciudadano radiofónico”. 
Ottón enlista orgulloso la diversidad  de encuentros que tiene: además del radiofónico,  el tradicional, el cara a cara cuando hace visitas a las casas, el de los buses y hasta  el “acuático” en honor a un viaje en lancha entre Puerto Jiménez y Golfito en el que  contesta preguntas de los viajeros en medio del Golfo Dulce. Unas marionetas Ottón argumenta que la campaña del 2010 es una farsa pues Otto Guevara (candidato libertario que en algún momento las encuestas lo daban como el verdadero competidor de Chinchilla) se presenta como un “Superman” sin haber presentado ninguna iniciativa contra la inseguridad ciudadana y Laura Chinchilla como “firme y honesta”, virtudes que no las sacó a relucir frente a los casos de corrupción en gobiernos liberacionistas de los que formó parte. 
“Uno no tiene que decir que es firme y honesto, sino demostrarlo con hechos en su trayectoria”, opinaba. 
La propaganda había arrancado con una cadena televisiva en la que Ottón y Shirley “pedían permiso a los costarricenses” para conversar con los costarricenses sobre educación, eficiencia estatal, ayudas sociales. 
Al cierre del anuncio, grabado en la terraza de la casa del publicista Javier del Campo en un exclusivo residencial en Santa Ana, aparecen las hijas de Ottón y Shirley: Victoria, Elena e Isabel.
Luego de esa cadena, se presenta el spot  “Despertá” donde una joven reflexiona sobre su futuro desde el nuevo paseo peatonal josefino a un costado de la Catedral; lo mismo hace un agricultor, un oficinista en una parada de bus, una educadora afro y una doctora que simula trabajar en un hospital público pero que en realidad se grabó en una clínica privada en El Alto de Guadalupe. 
En esa primera producción audiovisual, varios hacemos de modelos; yo de peatón y hasta de camillero en el hospital.
Antes de la mitad de la campaña, se plantea la solución a  la pobreza como el tema líder. Se formula el “Programa Solidaridad” que queda plasmado en una nueva cadena televisiva, cuyo guión es revisado minuciosamente por Ottón, minutos antes de que Mario Cardona, un experimentado director de fotografía, encienda las cámaras. 
Se graba en una bodega en la zona industrial de Belén donde solo aparecen fotos en blanco y negro de personas que sacan moluscos en Sierpe. En tono académico, el candidato con corbata roja se desplaza entre esas fotografías que guindan del techo. 
Ottón convierte su discurso en imágenes cotidianas que pretenden acercar la realidad de la pobreza a toda la ciudadanía. Por ejemplo, dice que “las personas en condición de pobreza llenarían 25 estadios nacionales” y “tomados de las manos, cubrirían los mil seiscientos kilómetros que hay entre San José y México”. 
El eslogan “Adelante” de la candidata favorita Laura Chinchilla es reinterpretado por Ottón: “Adelante por el camino de los Arias y su candidata, solo seguiremos sumando pobreza”. El día de esta grabación se intenta apagar un incendio en los medios. 
La prensa revela que varios párrafos del programa de gobierno fueron copiados literalmente de un documento público. Dado que no se citó la fuente original, el plagio revoloteó durante varios días en la cobertura noticiosa. A pocas semanas, el tono serio de esta propaganda sobre la pobreza es sustituido por el humor, como ya se había hecho en la campaña del 2006.

Laura y Otto, marionetas

Este vuelco del tono del mensaje político significa también la incorporación del productor audiovisual Marvin Murillo, quien años después es comediante en Canal 9.  
Murillo dirige y edita los nuevos anuncios de TV que se pautan luego de la tregua navideña. Un par de actores encarnan a Laura Chinchilla y Otto Guevara en calidad de marionetas cuyas cuerdas son movidas por un grupito  que connota a los hermanos Arias Sánchez.  
La grabación se hace a pocas cuadras, en un teatro en Cuesta de Moras, el día del tope nacional, tras una gira a la zona sur de la que al menos, el regreso fue en avioneta. 
A la marioneta de  Chinchilla se le pregunta si está de acuerdo con la mina de Crucitas –pues el gobierno de Óscar Arias apoyó mediante un decreto esa inversión extranjera pero el personaje de la candidata liberacionista en vez de contestar directamente, duda y vuelve a ver hacia arriba donde están “los Arias” quienes le dicen cómo contestar. Igual pasa con la pregunta sobre la importación de arroz y los frijoles.  
El candidato libertario Otto Guevara es también una marioneta que se infla y al final, se desinfla. 
Casi terminando la campaña, otros aspirantes a la Presidencia más bien acuerpan a Ottón y piden a sus seguidores votar por el PAC. Se trata de Rolando Araya  de Alianza Patriótica –con quien Ottón se había enfrentado en el 2002 cuando Araya era el candidato del Partido Liberación Nacional- y el médico Walter Muñoz del Partido Integración Nacional. 
La idea de una gran alianza nacional sonó desde antes que iniciara la campaña, pero la idea nunca cuajó para inscribirla formalmente ante el Tribunal Supremo de Elecciones. 
El domingo 7 de febrero  a las seis de la tarde, luego de una entrevista en Radio Universidad,  Ottón evade pasar a la Escuela Roosevelt. Era casi un rito cerrar la jornada en esa plaza de Montes de Oca, el cantón josefino al que Sergio Morales (un excompañero de trabajo del semanario El Financiero) le había puesto “PAC town” por el apoyo electoral que siempre le había generado al partido. Ahí esperaban al candidato don Beto Cañas, Mónica Segnini y gente de la juventud. En el carro, dando la vuelta para esquivar la escuela, Ottón dijo algo como: “si ganábamos o si perdíamos”… Se fue para su casa a unas cuatro cuadras de ahí. 
Puso en orden sus ideas y luego de conocer los primeros resultados reconoció que   la próxima presidenta se llamaba Laura Chinchilla. Fue más allá y anuncia que el partido urge de un relevo. La primera mujer presidenta del país logra una victoria electoral de tal dimensión que ni los votos del PAC y los del Movimiento Libertario juntos alcanzaban para ganarle a la liberacionista. 
Años después oigo a Ottón en papel de analista. Se explica su derrota frente a Laura Chinchilla, no por casarse con la idea de renegociar el Tratado de Libre Comercio TLC entre Centroamérica y Estados Unidos, sino por el desgaste de la fracción legislativa del PAC al oponerse a la agenda de implementación del TLC, una serie de leyes que debían aprobarse luego de que la ciudadanía votó favorablemente por ese acuerdo comercial en el 2007.
 En la campaña del 2006 tenía esa misma bandera “y casi le gano a Óscar Arias”, recuerda Ottón. “Para mí, fueron los carretillos de mociones” con los que desgastaron al PAC durante la votación de la agenda de implementación del TLC a la que el partido se opuso. 
Según  él, en tres ocasiones  advirtió  a los diputados 2006 – 2010 que “esa no era la ruta”.  Recuerda que frenó el PAE –Programa de Ajuste Estructural siendo diputado (1994 -1998) “pero hablé 15 minutos y dejé que la mayoría se pronunciara”. 
El PAC  gana la Presidencia de la República 20142018 en una segunda vuelta electoral bajo la candidatura del historiador Luis Guillermo Solís. En la primera vuelta, Ottón encabezó la lista de diputados y resultó electo por la provincia de San José.

Cruzar la acera

Hay ejemplos de periodistas que ocupan posiciones políticas, tras un triunfo electoral. Carlos Alvarado, colaborador de las campañas de Ottón y luego de Luis Guillermo,  es nombrado en la presidencia del Instituto Mixto de Ayuda Social IMAS y también pasó a ser Ministro de Trabajo. En el 2017 (cuando se termina de escribir este texto), Alvarado lanza su precandidatura presidencial. 
Ya avanzado el gobierno Solís Rivera, Mauricio Herrera deja la dirección del Semanario Universidad para ocupar el Ministerio de Comunicación. 
Más adelante, Mario Alfaro –quien había sido asesor legislativo- ocupa la presidencia del Sistema Nacional de Radio y TV SINART, tras asesorar a la Ministra de Educación, Sonia Marta Mora. 
Más para atrás, en la primera campaña 2001 – 2002, el periodista Humberto Arce resulta electo diputado alajuelense por el PAC. Durante el 2003, Arce lidera la división de la fracción legislativa. Hizo casa a parte con 5 diputados bajo el nombre: “Bloque Patriótico” ¿La razón?  Según Ottón, un intento por cambiar  las autolimitaciones éticas que regían para las y los diputados del PAC. Arce llegó a ser aspirante presidencial durante la campaña del 2006 en la que obtuvo el 0,11% de los votos a nivel nacional. Para Ottón quedó demostrado que el PAC prefería sacrificar parte de su “cúpula” a cambiar los ofrecimientos de campaña. 
Pasada la elección del 2006, dos periodistas que trabajaron en La Nación y Telenoticias de Canal 7, son nombradas embajadoras durante el segundo gobierno de Óscar Arias: Lidieth Brenes en Guatemala y Marielos Gutiérrez en Bolivia, respectivamente. Luego de la campaña del 2010 pasa algo similar. Carlos Roverssi, un periodista que tenía un programa radiofónico de opinión en Monumental pasa a ser vicecanciller y a partir de julio del 2013, Ministro de Información. Él se abstuvo de hacer el programa de radio mientras participa en la campaña de Chinchilla. 
Décadas antes, Guido Fernández,  vicepresidente de noticias de Canal 7 a mediados de los noventas, fue embajador en Washington durante la primera administración Arias Sánchez. Fernández también había dirigido el periódico La Nación desde finales de los años sesenta hasta 1980. Él documentó su experiencia al lado del entonces candidato Arias en el libro: “El primer domingo de febrero”. Guillermo Fernández,  ex director de Telenoticias,  había sido Ministro de Información durante parte de la Administración Calderón Fournier a inicios de los años noventa. 
El exdocente universitario y exdirector de La Nación Eduardo Ulibarri  es nombrado embajador ante la Organización de Naciones Unidas durante parte de la administración Chinchilla. Ulibarri narra su experiencia como diplomático en su libro: “La ONU que yo viví”. 

Don Beto: político y también periodista

Sin los calores electorales pero sí de algún vino, Gaby Saborío, una partidaria que luego fue secretaria general del PAC,  celebra a don Beto Cañas en su casa en Escazú en enero del 2012. Cañas (1920 -2014) fue director de varios periódicos, diplomático, ministro, diputado. Ese día don Beto venía de “Pelando el Ojo”, el programa de radio que se promocionaba como “la noticia con humor”. Habló con su propio doble y fue entrevistado por “doña Camelia”, la doble de la periodista Amelia Rueda. Don Beto aconsejó que para llegar a los 92 años, había que fumar 60 años y dejar de hacer ejercicio a partir de los 17.
Don Beto está emocionado por el premio de periodismo Pío Víquez. Dice que ese reconocimiento y otro que recibió por  su libro  “Los Molinos de Dios”, eran los que más le habían honrado. Él asegura que la periodista Sonia de la Cruz, ex alumna suya y profesora de la “Escuela de periodismo de la UCR” es la gestora de su premiación pues “estoy seguro que como miembro del jurado se pelió por mí”, enfatiza. 
Don Beto tiene claro el origen del premio: un reconocimiento a su carrera profesional. “Tengo 60 años de hacer periodismo”, asegura Cañas a lo que Ottón le dice que con su designación, el premio volvió a sus orígenes. Pero don Beto asegura con orgullo que el Pío Víquez  también es para quienes hacen buenos trabajos, como las “muchachas de La Nación” –en referencia a Giannina Segnini –  por participar de la investigación periodística sobre corrupción de los expresidentes Calderón, Rodríguez y Figueres. 

El sambenito de la objetividad 

De manera simplista, habrá quien opine que si un periodista ocupa un puesto político es porque está recibiendo un premio por favores de campaña.  Y si alguien  pasa de un puesto político a un medio de comunicación, es porque filtrará noticias a favor o en contra de determinada idea política. 
Quienes hacemos periodismo en Costa Rica estamos santificados por  un halo de  objetividad. Ese sambenito nos lo han otorgado las mismas empresas donde hemos laborado, las escuelas universitarias en las que hemos estudiado y las asociaciones profesionales de las que formamos parte. Además la gente lo repite en la calle. Alguna gente se lo cree. 
Cualquier profesional en Comunicación tiene el derecho a identificarse con una determinada propuesta política o bien, a hacer carrera desde la comunicación institucional del Gobierno de la República o incluso, desde un puesto político. 
La prensa tiene  orígenes políticos, particularmente los periódicos. Las noticias  han surgido al lado de diferentes ideas políticas desde tiempos de la Colonia y la Independencia. Incluso cuando el periodismo no profesionalizado era abiertamente afín  al quehacer político electoral, Costa Rica tuvo un periodista Presidente: Otilio Ulate. 
Casi en la segunda mitad del siglo  XX, el periódico La República nace identificado con las causas del Partido Liberación Nacional, mientras que  La Nación simpatizaba con la oposición. 
A trompetazos, debemos repicar que la pulcra objetividad periodística no existe ni cuando se reportan asuntos sobre poder y  manejo de la cosa pública. Toda nota, reportaje, entrevista o titular lleva implícita una visión de mundo. 
El tinte particular puede venir  de quien reporteó la nota, se le adhiere al momento de la edición o sale de la dirección u otras jefaturas de los medios. ¡Eso no está mal y sería peligroso satanizar semejante realidad del quehacer periodístico! Eso sí, el peligro está en dejar de consultar a quien piensa distinto, en olvidarse de los antecedentes que explican un hecho, en alentar una corriente de opinión a través de un enfoque noticioso que solo reproduce los intereses de las jefaturas, en promover que la redacción piense como lo hace la dirección, en dejar de publicar respuestas a “hechos” que no se ajustan a la realidad, en favorecer una visión ocultando otra o en promover  encuestas pagadas que hacen creer al electorado  sobre un masivo apoyo electoral que en realidad es inexistente. 
“Periodista politiquero” es una misma moneda con dos caras. Por un lado, está la cara visible del profesional que se mete al lado de la persona que aspira a la Presidencia de la República (voluntario o pagado) para hacer una gestión de prensa y por el otro, está  la cara del otro profesional que desde la sala de redacción “sin quemarse” apoya  una propuesta electoral.  Ambos en el fondo quizás comparten una ilusión porque creen que su escogencia, sea cual sea, es la mejor para el país. Sin embargo, la diferencia estriba en que el compromiso del primero es conocido y público mientras el compromiso del segundo es solapado y tiene la mampara de la “objetividad” que le otorga el medio de comunicación en que labora.
Toda nota periodística lleva siempre un enfoque que proviene de la línea de mando en la misma sala de redacción, de las personas dueñas de los medios generalmente en coyunturas particulares  o  de la visión particular de quien reportea. Esas tres fuentes en la producción de la noticia a veces se mezclan pero no necesariamente coexisten ni coinciden. ¿Y por qué centrarse en el “periodista politiquero” habiendo tanto médico politiquero, economista politiquero, ingeniera politiquera o hasta sociólogo politiquero? No hay tanta gente que señala fallas en otras profesiones como sí ocurre con el periodismo. ¡A menos que se caiga un puente o aparezcan unas tijeras en el estómago a un paciente luego de una cirugía! Los señalamientos se escuchan en las universidades,  en las mismas salas de redacción y  en alguna parte de la acuciosa ciudadanía. 
Lo deseable es que a las fallas periodísticas, y también se agreguen sus logros, a partir algún sustento técnico.  Es deseable trascender a una cultura que promueva por un lado, una prensa responsable con las más diversas voces políticas y por otro, una audiencia capaz de opinar razonadamente sobre las coberturas noticiosas. 
Aquí queda mucho campo para la creación de observatorios ciudadanos que en lugar de ser tribunales o salas de juicios mediáticos,  trabajen al lado de los comunicadores mediante un acercamiento constructivo y no represivo. A la vez, brinden herramientas técnicas para que la ciudadanía comprenda y opine sobre la construcción de la noticia política. 
El periodista politiquero al que irónicamente  nos  referimos aquí es a quien desde la sala de redacción, apoya determinados enfoques o se niega a dar chance a quien piensa diferente.   
El periodista politiquero al que explícitamente nos referimos aquí es quien de manera visible en una campaña, equivocado o no, arrepentido o no, participa al lado de un candidato presidencial. Puede recibir paga o hacerlo voluntariamente. 
Uno de los profesionales más cercanos a un candidato en tiempos de elecciones, es el periodista: sea quien lo cubre, sea  quien lo acuerpa como parte del equipo de campaña. Cuando se hace periodismo, la teoría dice que la relación debe ser distante. Es normal que uno se queje del otro. En realidad, es una simbiosis irrenunciable en tiempo electoral. El periodista necesita del político para armar su noticia y éste, necesita del periodista para  amplificar su mensaje. 
Cuando se hace comunicación política, la relación debe ser cercana. Pero igualmente es normal que uno se queje del otro porque el periodista necesita señalar y aconsejar, acciones que no siempre coinciden con el aspirante. Por ejemplo, cuando de criticar se trata, el candidato usualmente se refiere a quien firma la nota publicada. Eso es cortar por lo más fino  porque detrás de la cara visible de quien sale a reportear y pone su nombre, hay una cadena de mandos que en ciertas ocasiones influye en la producción de la noticia. 
Durante las elecciones  hay un despertar de intereses particulares debido a que buena parte de los dueños de los medios de comunicación - pasa aquí, en Europa, Estados Unidos y casi en cualquier país que a usted se le ocurra- también participa de otras actividades productivas diferentes a la generación de noticias.  
De arriba hacia abajo, esa realidad empresarial de los medios de comunicación se puede filtrar. No es necesariamente la mano invisible de Adam Smith ni tampoco la mano peluda de quienes ven fantasmas en todo lado. 
Esa filtración puede ser muy sutil o muy directa, según la cultura de cada empresa periodística. O bien, puede no ocurrir del todo. ¿Si usted fuera  dueño o dueña de un medio no le gustaría que sus visiones de mundo aparecieran reflejadas en los productos periodísticos de su propiedad? Dueños de periódicos, radioemisoras y televisoras de Costa Rica tienen inversiones en el sector inmobiliario,  importación de carros, desarrollos hoteleros, negocios de nuevas tecnologías, bienes raíces y hasta intereses en agencias de publicidad. 
Por ejemplo, uno de los grupos radiofónicos  (Grupo Monumental) durante la campaña política 2005 -2006 era propiedad  de financiero Grupo Sama, donde también participaron la jerarquía católica, altos exfuncionarios  del Banco Central y el entonces candidato Óscar Arias. 
Ellos invertían en el sector bursátil en actividades como la industrialización del pollo, la banca “off shore” o  el sector hospitalario privado, entre otras. Resulta comprensible que algunos socios podrían simpatizar más con unos que con otros aspirantes. Pero afirmar que las noticias seguían una línea favorable a determinado candidato, sería  irresponsable y éticamente reprochable sin investigar a partir de los contenidos, las ausencias de temas, los tiempos dedicados a unos y otros candidatos, etc. El periódico La Nación reporta dos reuniones entre uno de los accionistas mayoritarios de ese medio de comunicación, Rodolfo Jiménez Borbón y los expresidentes Óscar Arias, Rafael Ángel Calderón y Miguel Ángel Rodríguez. En una de las dos citas también estuvo el expresidente José María Figueres Olsen (La Nación, 22 de agosto del 2003). Jiménez ha financiado en Costa Rica candidaturas del Partido Unidad Social Cristiana (La Nación, 22 de agosto del 2003) y también del Partido Liberación Nacional (La Nación, 5 de junio del 2009). 
Es destacable que el mismo medio publique sobre esos encuentros y  aportes económicos. El cabildeo  político existe aquí y en buena parte de los países que tienen empresas mediáticas. Hay investigaciones que evidencian coberturas favorables y negativas, según la candidatura. 
Por ejemplo,  la prensa de Estados Unidos durante las elecciones presidenciales de México del 2006, dio mayor atención a la candidatura de Felipe Calderón, según un conteo de noticias.  Calderón se presenta como el candidato que encarnaba los intereses de los Estados Unidos en México, mientras que López Obrador era un candidato “intolerante” y un “verdadero peligro”. 
Se indica que la candidatura de Calderón tuvo un cabildeo frente a los medios por parte de su asesor de asuntos internacionales, Arturo Sarukhán, ex cónsul en Nueva York, y del ex secretario de Relaciones Exteriores de  México, Jorge Castañeda (Inestrosa en Revista Chasqui No.96). 
Para responder a coberturas periódicas que solapada o abiertamente en su línea informativa, apoyan una candidatura, hay propuestas compromisos éticos que ya se han puesto en marcha. 
Por ejemplo,  en Colombia la organización no gubernamental Medios para la Paz y el Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas cuentan con una propuesta de “Código para el cubrimiento periodístico de las elecciones” (Corporación de Medios para la Paz y otros 2008). Ahí se incluyen principios como la no vinculación simultánea en un medio de comunicación y en una campaña política al lado de un partido, la reserva a publicar publicidad política disfrazada de información, la separación de la pauta publicitaria pagada respecto a la agenda informativa, la promoción del cubrimiento pedagógico del proceso electoral mediante una cuidadosa utilización del lenguaje, entre otros. 
En Ecuador,  el “Manual para coberturas periodísticas 2013” (Fundamedios, 2013) indica que la cobertura de las elecciones debe guiarse por principios fundamentales (difundir hechos y favorecer la exactitud), dedicar tiempo a la investigación, fomentar el pluralismo, fiscalizar la gestión de las candidaturas y hasta hacer coberturas luego del período electoral. 
La Fundación Konrad Adhenaur (Dinatale, 2011) habla de técnicas como la “cita a ciegas” en la que se convoca al candidato a un terreno que él no conoce con el fin de evaluar su desenvolvimiento ante alguna situación inesperada, como por ejemplo, hacer la entrevista en un partido de fútbol. También la técnica del “bolsillo o la billetera” para conocer qué es lo que lleva y lograr un enfoque más intimista. O bien, el “cronista oculto” para reportar un evento sin que la gente de prensa del candidato ni el candidato mismo lo sepa.
Durante las campañas  de Barack Obama, varios medios de comunicación manifestaron las razones por las cuales apoyaban esa candidatura.  Por ejemplo, The New York Times escribió abiertamente en un     editorial que Obama “ha demostrado que es la elección correcta para Estados Unidos”, una práctica que también manifestaron el Washington Post, Los Angeles Times y el Chicago Tribune. (El País, 24 de octubre del 2008). 
¿Conviene que los medios costarricenses tomen posición sobre las candidaturas presidenciales?  ¿Agradecerían los lectores, televidentes y radioyentes conocer  la línea editorial de los medios de comunicación en las coyunturas electorales, como ocurre en otros países?  
En principio, al menos evitaría tanta saliva  a quienes entrelíneas ven fantasmas que vuelan, se asoman y se esconden en las noticias. Es probable que si un medio costarricense hace público su apoyo a una candidatura  mediante un editorial –sea escrito o audiovisual-  los periodistas   sean aún más rigurosos con los balances informativos de las noticias políticas. 
Posiblemente el profesional se sienta más que motivado a profundizar y evidenciar los contrastes de opiniones, con el fin de evitar  que su público lo señale de parcial al seguir la misma línea editorial ya manifiesta por el medio donde labora. 
Ricardo Trotti, director de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa SIP, opina que “en el sur”, la prensa es calificada como opositora por lo que una manifestación a favor de una candidatura haría que el medio corra el riesgo de cargar “con un estigma editorial para toda la existencia” (Trotti, 2009).

Conclusiones: Hacia una cobertura electoral de calidad


Hasta aquí hay vivencias de un periodista que voluntariamente acompañó a un candidato presidencial en dos de sus campañas políticas. 
Se incluyeron hechos cercanos a la Comunicación. Queda en evidencia que el periodista era afín a la propuesta política del candidato Ottón Solís. Interesa que estas experiencias anecdóticas de los procesos electorales del 2006 y 2010, trasciendan hacia una mejor comprensión del quehacer periodístico y de la gestión comunicacional en épocas electorales.
¿En qué consistiría esa mejora? 
Que los periodistas de los medios contrasten la mayor cantidad de fuentes  en torno a las ideas políticas,   los estilos de las campañas y el origen de la plata que financia la época electoral con particular atención en la eventual relación entre los donantes y los negocios públicos. 
Que las encuestas sean noticias dimensionadas en su alcance,  limitaciones,  evolución,  autoría y el origen de la paga. 
Que quienes dirigen la política editorial de los medios, valoren tomar  una posición electoral, tal como ya ocurre en otros países desarrollados; con el fin de provocar una línea informativa aún más rigurosa durante la producción de noticias electorales y a la vez, educar a las audiencias sobre la diferencia entre lo editorial y lo informativo.  
Un cambio de la prensa costarricense en esta dirección también retaría a aquellos discursos  ciudadanos que siempre conjeturan sobre la intención de un titular, una noticia y una foto, etc. 
Que la ciudadanía, por lo tanto, siga opinando sobre la cobertura noticiosa en tiempos de elecciones pero  a partir de un monitoreo constante sobre la calidad de las informaciones y no sobre visiones estereotipadas respecto al quehacer mediático. Esta herramienta sería útil también para que los medios y periodistas, ajusten sus enfoques; y  los políticos valoren el rumbo de las noticias que hablan de sus propuestas o que por el contrario, los vuelven invisibles. 
Que quienes hacen comunicación política, al lado de una persona que aspira a un cargo público de elección popular, favorezcan la circulación de información, respondan con eficiencia a las consultas del gremio y conduzcan a los políticos hacia  una compresión profesional de los medios de comunicación. 
Semejantes aspiraciones aplican  en un sistema político, como el costarricense, con espacio para el disenso y la promoción de diversas ideas políticas; porque en un régimen totalitario o autoritario, los roles de la prensa y la ciudadanía, sin duda, tendrían que replantearse. 
Respecto a la gestión de la comunicación del PAC, este trabajo describió la producción de algunos videos propagandísticos, la gestión de prensa, el significado comunicacional de las decisiones políticas y la transformación del tono del mensaje propagandístico de la sobriedad al humor.  Además,  se destacó el voluntariado  en ambas campañas  pero quedó demostrado que fue insuficiente para dar respuesta a las necesidades de comunicación, en cuanto a producción de mensajes audiovisuales, gráficos y digitales, conforme se acercaba el día de las elecciones. El PAC, y particularmente su candidato, hicieron del debate o más bien la ausencia de él, durante la campaña del 2006,  un referente en sus declaraciones mientras la propaganda reforzaba mensajes sobre la importancia de debatir para fortalecer la democracia y la convivencia.
Otro elemento novedoso que comunica es el formato de los “Encuentros Ciudadanos”. Estas reuniones comunales donde el público pregunta sin filtros al candidato, transforman aquella lógica vertical de las Plazas Públicas donde el aspirante dada un discurso en una tarima distante sin la retroalimentación de la gente. Estas reuniones fueron noticia permanente durante la primera campaña del PAC en el 2002, sin embargo, cuatro y ocho años después, la cobertura periodística de los medios con mayor audiencia decayó. No por eso, el formato  dejó de ser un elemento que por sí, comunica valores como la apertura y la horizontalidad en los nuevos tiempos electorales. 
Respecto al contenido de las noticias, este trabajo es limitado pues solo se incluyeron algunos ejemplos de prensa escrita por lo que no se trató de una muestra significativa ni estadísticamente válida. Además, no se tomaron en cuenta  noticias de radio, televisión ni de los medios digitales que ya empezaban a despuntar. 
Sin embargo, es posible concluir que hubo enfoques desapegados a la consulta de fuentes diversas y una, como la revista Time, al menos basada en falsedades. Esta fue coproducida por una periodista costarricense en cuyo texto se vinculó de manera tendenciosa al candidato del PAC con el entonces presidente Hugo Chaves de Venezuela. 
Algunas coberturas periodísticas  sobre las encuestas pudieron tener  mayor profundidad para evitar  la narrativa que preconizaba un triunfo arrollador del entonces candidato Arias, algo que sucedió pero de manera “ajustadísima”, como el periódico La Nación publicó como titular principal, aunque horas después lo varió hacia el mismo enfoque triunfalista del candidato Arias. 
Buena parte de la cobertura de las campañas tiende a enfocarse en las encuestas. Este acercamiento a la “carrera de caballos” también permea a los “analistas políticos” en sus artículos de opinión o declaraciones como “voces expertas”; por lo que es fundamental que la prensa siempre dimensione a los voceros, incluidos sus antecedentes profesionales y afiliaciones políticas, en caso de tenerlas.
Investigar  la cobertura electoral de la campaña del 2006 es una tarea pendiente pues  las noticias quizás tengan un rol más importante en el comportamiento de la gente dado  el “ajustadísimo” resultado electoral.  
Cuando ya la ciudadanía había votado, alguna parte de la prensa, ofrecía enfoques informativos en los que  se cuestionaban  las acciones del PAC para  recontar los votos, algo que la misma legislación electoral autoriza y que parecía comprensible en una votación tan cerrada. Para el gremio periodístico, hay una serie de parámetros de calidad que aplican durante toda cobertura, incluida la campaña política. 
Por ejemplo, asegurar la diversidad de voces, mencionar los antecedentes y la coherencia entre el discurso y el comportamiento previo del candidato en otros puestos públicos o privados, confrontar las propuestas o planes de gobierno, promover la participación de universidades, iglesias e instancias de la sociedad civil, incluidos los grupos excluidos, la juventud, la gente en condición de discapacidad. 
Fijarse también en los equipos de campaña y los estilos mismos de las candidaturas durante el periodo electoral: ¿Hay compromiso con el ahorro? ¿Existe una vocación de personal técnico, experto y analítico? El gobierno se delinea desde que los políticos están pidiendo los votos. 
Volver la vista al pasado es válido para mejorar la calidad de las futuras coberturas de las campañas políticas y el nivel de discusión ciudadana entorno a la noticias electorales, más ahora con tanto peso de las redes sociales. 
Queda pendiente un llamado a la acción ciudadana en torno al trabajo mediático para superar las críticas malintencionadas o desinformadas, si se prefiere, de personas que se desgastan en hacer señalamientos sobre los contenidos noticiosos y a la vez, criticar el reacomodo del gremio cuando ocurre un cambio de gobierno, pues la Comunicación también se ejerce profesionalmente desde las instancias políticas.
Para la ciudadanía que fácilmente concluye compadrazgos de  los medios con los candidatos y viceversa, además resulta fundamental entender la diferencia entre la línea editorial y la línea informativa, los niveles de mando en la producción de una noticia  así como la comprensión de parámetros de calidad como balances, antecedentes, proyecciones, datos, etc. 
Capacitar las audiencias a partir de edades más cortas, podría hacerse mediante la incorporación de la educación mediática en los programas del Ministerio de Educación Pública, tal como ocurre en algunas naciones europeas. Así  los niños y jóvenes empezarían a comprender la realidad mediática, a la vez, que acercan la Comunicación  a su vida cotidiana, independientemente de su futura vocación profesional o personal. 
Resulta fundamental generar un monitoreo permanente y sistemático de la cobertura periodística de la campaña, una tarea  que debería hacerse durante y no solo como un ejercicio posterior, pues la ciudadanía debe votar de manera informada. 
Contar, clasificar e interpretar la cobertura a través de preguntas básicas: ¿Quién habla? ¿Quién está au-  sente? ¿Quién se ganó el titular? ¿Quién es propuesta o quién es reacción? ¿Cómo es la foto o la imagen que ilustra la información? ¿Cuánto tiempo se dio a cada inserción en caso de ser una noticia en televisión o radio? Mediante un listado de preguntas como las anteriores es posible aproximarse a los balances periodísticos. Ahora bien, ¿A quién le corresponde? Universidades, grupos de la sociedad civil, colegios profesionales e incluso un equipo profesional conformado por representantes de varios partidos políticos. 
En Costa Rica, incluso el Tribunal Supremo de Elecciones TSE hizo una tarea similar en tiempos del referendo sobre el Tratado de Libre Comercio  TLC entre Centroamérica y Estados Unidos. También podría existir una respuesta desde los propios medios a través de la autorregulación ética. Si un medio de comunicación establece como política empresarial la cobertura balanceada de la campaña 
y define de antemano y por escrito qué entiende por eso, daría un mensaje de confianza a su público lector, radioescucha o televidente. 
Un compromiso ético  también podría venir del colegio profesional, en nuestro caso del Colegio de Periodistas de Costa Rica que ahora agrupa a los profesionales de la Comunicación. ¿Para qué sirve este monitoreo? En realidad, quedarse solo con los datos obtenidos, sería un trabajo incompleto. 
La idea es permear de manera constructiva los medios de comunicación y los profesionales que ahí trabajan en todos sus niveles de mando. 
La meta sería los colegas se sientan motivados a afinar sus producciones periodísticas a partir de un diagnóstico con resultados creíbles y medibles sobre el rumbo de la cobertura electoral. 
Atreverse a afirmar que hubo o no  hubo “premios” a periodistas por parte de políticos, particularmente durante las campañas 2006 y 2010, sería necesario ampliar el foco de investigación y  consultar fuentes orales y documentales. 
Es deseable entonces que las universidades,  colegios profesionales y toda la ciudadanía fortalezcan ese protagonismo democrático siempre que haya elecciones, meta a la que aspiramos, inclusive, los periodistas politiqueros.

Fuentes consultadas


Periódicos y semanarios

Al Día 2 de octubre del 2005 
Al Día lunes 3 de octubre del 2005 
Al Día, 19 de noviembre del 2005 
Al Día, 11 de enero del 2006 
El Financiero AÑO 10 No. 551, del 6 al  12 de febrero 2006 
El País, 24 de octubre del 2008 
La Nación, 22 de agosto del 2003 
La Nación, 25 de febrero del 2005 
La Nación, 29 de enero del 2006 
La Nación, 2 de febrero del 2006 
La Nación, 6 de febrero del 2006 
La Nación, 5 de junio del 2009 
La Prensa Libre,  13 de enero del 2006
Revistas Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación. Diciembre 2006. No. 96 
Hora de Cierre. La Revista del Instituto de Prensa de la SIP. Enero/Marzo 2009. Año 16, No.75. TIME, 8 de marzo del 2006. Recuperada de internet.

Otros documentos y publicaciones

Corporación Medios para la Paz y Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas. Las elecciones de la prensa. Agenda informativa y calidad periodística. Bogotá, Colombia. Marzo 2008. 
Solís, Ottón. PAE = Crisis. Sin fecha. Universidad Estatal a Distancia, UNED 
Dinatale, Martín. Cómo cubrir una campaña electoral y no aburrirse en el intento. Fundación Konrad Adenauer. Abril 2011. Guatemala, Guatemala. 
Fundamedios. Manual para coberturas periodísticas: Elecciones 2013. Enero 2013.



Francisco entre líneas


Roma comienza como siempre, custodiando la unidad; la autoridad, si prefieren algunos. "No se trata de crear una iglesia paralela", sentenció el Papa Francisco durante la bienvenida a los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá.

Diremos entonces, que no estamos frente a una iglesia más. Es decir, la "iglesia de los jóvenes" sino los jóvenes como parte de la Iglesia, así en mayúscula.
Ya había "color" y "calor" y el mismo Papa lo había notado mientras continuaba hilando su discurso.
Su pasión por las "periferias" - como Francisco sintetiza la vulnerabilidad de la vida citadina- lo lleva a reconocer a los jóvenes indígenas y afrodescendientes de la América cristiana: "Ustedes que empezaron a caminar primero", exalta el Papa.
Deja la historia y se enfoca en la evangelización: "El discípulo es el que se pone a caminar", "Hay que estar en camino".
Pronto abandona la solemnidad de las palabras para ponerse a tono con su audiencia: "Hoy podemos estar de rumba porque esta rumba empezó hace tiempo".
Esa referencia al paso del tiempo le permite a Francisco moldear, con cierta nostalgia en el pasado, un concepto nuevo para definir a los jóvenes de hoy. Los llama "artesanos de la cultura del encuentro". Y entonces, brinca el antónimo: el demonio, el "maestro de la división", define el Papa.
Filtra lo que alguien pudiera interpretar como una referencia a la política internacional actual. El Papa lo hace mediante el contraste de los jóvenes como "constructores de puentes" versus algún presidente - diría cualquiera sin que Francisco lo exprese- como "constructor de muros" por estar cargado de miedo ante "lo diferente".
De hecho, la columna vertebral de su narrativa consiste en esa exaltación de la diferencia. Habla desde el inicio hasta el final de la diversidad de idiomas, países, hasta vestidos para llegar de nuevo al "encuentro". Pero ese es un encuentro donde las diferencias se mantienen porque "encontrarse no es mimetizar". Dice el Papa que solo los loros hacen lo mismo.
Francisco continúa sus definiciones echando mano de lo cotidiano, lo cercano. Explica que ese encuentro no es la superficialidad del "hola", el "¿Que tal?", el "chao". Intenta echarle raíces a sus conceptos apelando a la acción de quienes le escuchan: "Ustedes con sus gestos y sensibilidad desautorizan todos esos discursos que excluyen a quien es diferente", enfatiza este pragmático Papa.
Francisco termina su discurso con la geografía y la historia, otra vez. Su templo: una marea de jóvenes asoleados durante ese caluroso atardecer de enero en el mismo lugar donde hace cinco siglos se fundó la ciudad de Panamá que dio paso a la expansión del cristianismo en el resto de América. Sus líneas finales: un canal que no solo junte dos océanos, sino que irradie todos los rincones de la tierra.


(Este texto fue publicado por el periódico La Nación, 22A Foro, el viernes 8 de febrero del 2019)