jueves, 2 de octubre de 2008

Pedir perdón por el VIH


Nos cuenta Diario Extra (2 de octubre) que el Presidente Arias pidió perdón a las mujeres que viven con VIH.


Pedir perdón es una señal de humildad digna de destacar en cualquier situación. Pero en realidad lo que la ciudadanía costarricense espera del Gobierno de la República más allá que dar una manifestación de lástima es el diseño, la aplicación y la evaluación de una política pública orientada a la prevención del VIH, por un lado, y a la no discriminación de la gente VIH, por el otro.


Más que decir “lo siento”, lo que urge es que las mujeres casadas que solo han tenido un compañero sexual comprendan que no se escapan de una eventual infección de VIH.


Más que decir “lo siento”, lo que urge es que la Caja Costarricense del Seguro Social informe y distribuya los condones femeninos con un enfoque preventivo. ¡Esto no es así se sencillo como lo escribo yo aquí! ¿Se imagina usted lo que significa que una mujer le diga a su compañero sexual de años: “desde hoy empiezo a usar mi condón”?


Más que decir “lo siento”, lo que urge es que las niñas y adolescentes reciban información en sus hogares y en la escuela sobre el uso correcto del condón, sobre el manejo responsable de la sexualidad humana y sobre sus derechos sexuales como personas jóvenes. Los niños y adolescentes varones también deben recibir esa información.


Más que decir “lo siento”, lo que urge es que el Estado dialogue con quienes están en contra de la promoción del uso correcto del condón y justifique por qué el sistema educativo debe colaborar con las familias en este proceso de educación sexual de manera clara y directa.


Más que decir “lo siento”, lo que urge es que se motive a la ciudadanía a acercarse a un laboratorio para hacerse la prueba y conocer su condición respecto al VIH con el fin de adquirir una serie de hábitos de salud y prevenir más infecciones en caso de obtener un resultado positivo.


¡Ah y respecto a la no discriminación! Lo que urge es que el Estado haga una revisión de los requisitos que sus mismas instituciones piden. ¿Qué pasa si la empresa aseguradora solicita la prueba y ésta resulta positiva? ¿Qué ocurre con el crédito bancario? ¿Qué ha pasado en el Ministerio de Trabajo con las sanciones a las empresas que incurren en despidos o rechazan la contratación de gente VIH? Eso no se resuelve con pedir perdón, sino con acciones concretas del Gobierno de la República.


Si todos y todas entendemos que el VIH es un asunto que nos compete a quienes tenemos una vida sexual, podremos poner en práctica desde nuestra intimidad una cultura preventiva y no discriminatoria. Pero Papá y Mamá Estado deben también tomar las riendas de una verdadera política pública sobre el VIH.

3 comentarios:

Evicted Aussie dijo...

Diay, profe... ¿qué te diré?

Aún a los que no tenemos una vida sexual nos importa el asunto. Al fin y al cabo todos somos parte del mismo barco y tarde o temprano nos tocará enfrentarnos a esta realidad.

¡Pura vida!

Victor Castro dijo...

Lo peor es que, arriesgándome a especular, no sólo no hay campañas de educación sexual, sino que la mayoría de los centros de ayuda e integración para las personas con VIH no pertenecen al Estado, sino que forman parte de iniciativas ciudadanas, religiosas y hasta un poco de carácter empresarial. Creo que debería haber proyectos específicos de acción para este sector de la población y muchos otros que se encuentran en el abandono... porque como está ahora sólo el amor y la caridad pueden salvar a la gente "infectada" de la discriminación y la exclusión.
El Estado no hace nada por algunos sectores y es evidente.

jaguar del Platanar dijo...

Se requiere de una educación sexual integral. Hoy en día la educación sexual se da a partir de revistas pronográficas, Internet y habladas de colegiales. En la casa el sexo es un tema tabú y en la escuela todavía más.

Se requiere hablar abiertamente de sexualidad. Por desgracia hay mucha gente que sigue pensando que hablar de sexo es malo y luego se pagan las consecuencias con enfermedades y embarazos no deseados.