jueves, 29 de enero de 2009

“La Conversión de un pueblo en gobierno”



Después del terremoto de México del 19 de setiembre de 1985, el periodista y escritor Carlos Monsiváis remató una crónica interpretativa de la siguiente manera:

“… en respuesta ante las víctimas, la ciudad de México conoció una toma de poderes, de las más nobles de su historia, que trascendió con mucho los límites de la mera solidaridad, la conversión de un pueblo en gobierno y del desorden oficial en orden civil. Democracia puede ser, también, la importancia súbita de cada persona”.

¿Qué tal si tomamos prestada esa idea para describir la reacción de la gente costarricense -del poder civil tico –luego del terremoto del Poás del 8 de enero del 2009?

A pesar de un par de calzoncillos rotos que uno pudo encontrase en las bolsas de ropa que mandó la gente para las personas damnificadas, el desprendimiento de Costa Rica ante una emergencia nacional levanta mucho de nacionalismo y algo de ese espíritu, a veces indefinible, que nos une en torno a una idea de País.

Que el pueblo se convierta en gobierno ante un terremoto es motivo para reconocer los sentimientos de nobleza que aún mueven a buena parte de tiquicia.

Que el desorden oficial se convierta en orden civil es motivo para comprender que este país tiene fibras que se amarran con las carencias materiales y espirituales de la gente que realmente sufre en situaciones como ésta.

Esa “toma de poder de la gente” de la que habla Monsiváis también se dio en las velas familiares de las personas fallecidas por los terraplenes y las cabezas de agua, en los negocios de las y los empresarios que apechugaron para no despedir ni un solo empleado y hasta en los supermercados donde la marca “El Ángel”, propiedad de una agroindustria severamente dañada, voló rápidamente de los anaqueles casi como gesto de dulzura, propiedad de esa democracia súbita de los consumidores.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hiciste llorar, Ale...

Anónimo dijo...

Gracias Alejandro por esa sensibilidad.

guipipia dijo...

:')

Anónimo dijo...

Gracias Alejandro por recordarnos que el poder que tenemos cada uno de nosotros nos hace fuertes y que solo falta voluntad para actuar.