domingo, 2 de octubre de 2022

Hijas de Mamá Caribe: Josefa, Erlinda y Faustina

Mamá Caribe tiene hijas que cuentan buena parte de su historia familiar. Se trata de tres retoños   llenos de vida: Josefa, Erlinda y Faustina.

La mayorcita, Josefa de 83 años,  lleva la riqueza del Caribe Sur de Costa Rica en su discreta sonrisa. Sus orígenes afro e indígena nos recuerdan la mezcla étnica propia de todo costarricense.” La abuela”,  acoge con comida y hospedaje a quien llega a Suretka, Talamanca.  


Josefa lleva décadas de vender comidas con sazón y camas limpias para todo visitante que  trabaja y explora este pedazo de tierra que ya limita con Panamá. Ella ha sido testigo de ese entrar y salir en esta provincia casada al igual con peregrinos estacionarios como con inmigrantes.

Erlinda de África de Guácimo, limonense desde muy chiquilla, trabaja por los demás desde que en una pastoral católica, descubrió que había mucho que hacer. Luego, se nutrió de otros credos, incluido el del cuido ambiental, los derechos de la mujer campesina y la defensa de la salud comunitaria.  En medio de bananales, primero  y piñeras, después; Erilinda acompañó luchas en defensa del agua y el bosque.


Hoy junto a mujeres de su comunidad, Erlinda con 65 recién cumpliditos, tiene un centro de educación ambiental. Está  justo al lado de la línea del tren que también recuerda esa historia contradictoria del “desarrollo” caribeño por un lado, y la “destrucción” ambiental por el otro. Y Erlinda, justo en medio, sigue buscando el balance.

Faustina ya se ve a sí misma como una mujer adulta pero aclara, entre risas,  “no tan mayor”. A sus 56, goza del reconocimiento de tres décadas de trabajo al lado de mujeres indígenas que como ella, además de cacaotales y una fábrica de chocolate, tienen un compromiso demostrado con los derechos de la mujer y los más variados temas del desarrollo costarricense.


La imagen de Faustina ha salido en la lotería nacional y en cuanto libro reconoce la trayectoria femenina. Pero sus fuerzas se siguen enfocando donde la coyuntura las demanda. Ahora por ejemplo,  acompañan la salud mental de la población infantil y adolescente de Talamanca.

Las historias de Faustina, Erlinda y Josefa prueban que cuando Mamá Caribe  escribe su libro familiar, en realidad lleva un sello femenino.

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